Por. Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
El abrazo debería de ser recetado por los médicos
pues, rejuvenece el alma y el cuerpo, hay un poder curativo en el abrazo que
aún desconocemos. Según los psicólogos deberíamos cubrir una cuota diario de 11
al día. Los abrazos aumentan el nivel de oxitocina, el contacto físico en
general estimula la producción en el cuerpo de dos hormonas llamadas dopamina y
serotonina, las cuales causan serenidad y calma, y reducen otra hormona llamada
cortisol, que es la causante del estrés y la ansiedad. Abrazar es generar
felicidad. Incluso podemos tomar las sesiones de abrazos como terapia de
rejuvenecimiento natural, pues fortalecen el sistema inmunitario al favorecer
la creación de glóbulos blancos, las células encargadas de combatir infecciones
y enfermedades, disminuyen la presión arterial y ayuda a reducir el riesgo de
padecer demencia.
El abrazo cura el odio, cura los resentimientos, cura
el coraje, los malos entendidos, el cansancio y
la tristeza. Dicen que es el mejor pegamento para las almas rotas.
Cuando abrazamos soltamos amarras, perdemos en
instantes las cosas que nos han hecho perder la calma. El abrazo nos da la paz
en el alma.
Cuando abrazamos dejamos de estar a la defensiva y
permitimos que el otro se aproxime a nuestro corazón, los brazos se abren y ¡los
corazones se acurrucan de una forma única! No hay nada como un abrazo, un
abrazo de "Te amo", un abrazo de "Qué bueno que estás
aquí", un abrazo de "Ayúdame"...! Un abrazo de "Hasta
pronto", un abrazo de "Perdóname" y de "Te perdono",
un abrazo de "cuánto te extrañé", abrazos...
Cuando abrazamos somos más de dos, somos familia,
somos accesibles, somos sueños posibles...
Lo increíble es que cada vez más estamos escasos de
estos, los frenamos, los damos a cuenta gotas y por supuesto de la misma manera
los recibimos, porque estamos en una posición tan a la defensiva que no nos
desprendemos de nada y a la vez de todo.
El abrazo es gratis y más que regalárselo a otro, nos
lo otorgamos al compartimos un instante para cobijar al necesitado. Cuanto
calor generaríamos en este mundo tan frío y distante. Y sí, ya sé que la
bendita pandemia no ha ayudado y nos ha alejado, pero no se puede abrazar solo
de forma física (aunque es la más sabrosa), también lo podemos hacer por medio
de la buena palabra y las atenciones. Abracemos por medio del cuidado al otro,
de la buena vibra, del positivismo, de la ayuda desinteresada.
Y en lo que nos llegan los abrazos también
abracémonos a nosotros mismos, con autocuidado, valoración, amor propio,
meditación, buena alimentación, espacios recreativos correctos y cuidando a
quien incluimos en nuestros círculos cercanos. Si abrazamos más le aseguro que
tendremos una mejor semblante y una perspectiva más relajada de las cosas.
Incluiremos la buena esperanza y permitiremos el pensamiento de fluir, dar y
recibir incluyendo ese ingrediente mágico del que queremos hablar poco, y que
es el amor.
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