Por: Ed. Dr.
Claudia Viveros Lorenzo
Dos noticias en
pasados días estuvieron en boca de muchos: la adopción exprés de fin de semana
de un bebé por parte de Samuel García y Mariana Rodríguez y el hallazgo de el
cuerpo de un bebé en el CERESO de San Miguel en Puebla. Vayamos por partes.
Sí, a Samuel y a
Mariana, la pareja gobernante del estado de Nuevo León, les pareció súper “nice”, darle la “oportunidad”
de pasar un fin de semana en su casa,
junto con ellos, a un bebé que permanecía resguardado en el DIF de
Capullos, y lo que es peor, mostrar su proeza en redes sociales (por supuesto,
porque los likes no se pueden dejar pasar) mostrando el rostro del pequeño sin
reparo. Lo cual hizo estallar las redes y aunque de una u otra forma
consiguieron su cometido, el cual como bien sabemos es ser tendencia a toda
costa y virales, les ha costado que la Comisión Estatal de Derechos Humanos de
Nuevo León, inicie una queja de oficio, por la salida de este menor de 5 meses
de edad, pues no se conocen los detalles de procedimiento de “adopción
temporal” el cual claramente fue vulnerado, además de que el matrimonio no
protegió la identidad del pequeño, al contrario la cosificó dando detalles como
su nombre y los problemas de salud que enfrenta.
En Puebla, por
otro lado, en el Centro de readaptación social de San Miguel, apareció en un
contenedor de basura, el cuerpo sin vida de un bebé, del cual, rápidamente se
descartó, hubiera perdido la vida en el lugar y se informó, había sido
sembrado, lo que levantó aún más incógnitas, sobre los protocolos de seguridad del
recinto, a tal grado de que se pueda ingresar un cadáver.
Se trataba de un
varón de tres meses, que presentaba indicios de haber sido sometido a una
cirugía por las huellas de sutura que tenía en el abdomen y que días después se
supo no había sido robado de un anfiteatro de CDMX, sino exhumado, y había
llevado en vida el nombre de Tadeo.
Una de las
teorías más fuertes del caso, es que el bebé había sido utilizado para
introducir droga dentro del penal, aunque no está todavía confirmado, y se
siguen, como siempre aventando la papa caliente sin esclarecer, y dejando pasar
tiempo, para que la cosa se enfríe.
En los dos
casos, un infante se ve inmiscuido y transgredido.
La pregunta sin
respuesta es donde están los servicios sociales de salvaguarda a la infancia y
el caso de Tadeo donde están las instancias resguardando protocolos y
reglamentos en panteones, los cuales no pueden ser vistos como fuentes de
empaques como si se tratará de cualquier objeto.
Hasta donde
hemos llegado, que lo que más nos debe preocupar proteger, que es a nuestros
niños, los estamos utilizando como accesorios desechables y porqué las
instancias que deberían estar resguardándolos celosamente aparecen hasta
después del suceso. ¿Tan podridos estamos?
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