Deben prestar atención a cuadros de ansiedad y depresión tras sobrevivir al virus y dormir de cinco a ocho horas diarias
El
impacto de la COVID-19 en la salud mental cada vez resulta más evidente. La
ventilación mecánica, aunque necesaria en el tratamiento de los pacientes
COVID-19 en estado de gravedad, puede estar asociado a cuadros de estrés
postraumático y trastornos del sueño tras sobrevivir al virus.
El
médico psiquiatra del Hospital Víctor Larco Herrera (HVLH) del Ministerio de
Salud (Minsa), Augusto Vélez Marcial, señaló que el trastorno de sueño se
presenta como síntoma del estrés postraumático, una afección de salud mental
que algunas personas desarrollan tras experimentar o ver algún evento que casi
siempre pone el peligro sus vidas.
Pesadillas,
imágenes recurrentes del entorno de la unidad de cuidados intensivos (UCI) o
también llamados 'flashbacks' e insomnio causado por la ansiedad, pueden ser
recurrentes después de la hospitalización.
Pero
la alteración que se ve más es la depresión. Las personas que han atravesado
por el coma inducido tardan en mantener el sueño; es decir, lo llegan a
conciliar, pero este es superficial. Se despiertan y no pueden retomarlo
fácilmente.
“Lo ideal para terminar con los trastornos del
sueño es ir directo al problema de fondo. Tratar la depresión y ansiedad que
han quedado por el estrés postraumático, mediante un procedimiento adecuado,
con la intervención psicoterapéutica y el fármaco correcto. Nunca recurrir a
la automedicación”, acotó.
Por
otro lado, dijo que si la falta de sueño no es producto de un trastorno sino de
un estrés cotidiano, es recomendable realizar actividad física, no exceder el
consumo de grasa, azúcar y sal, puesto que son los principales componentes que
contribuyen a las patologías más frecuentes.
El
sueño renueva las fuerzas físicas, musculares y mentales mediante una serie de
etapas que se originan en la fisiología cerebral. Por ello, es importante que
las personas duerman de cinco a ocho diarias, siendo lo más importante su
calidad y que se completen las cinco fases: adormecimiento, sueño ligero,
transición, sueño profundo y paradójico, para así activar los mecanismos
cerebrales y sea reparador.
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