martes, 12 de enero de 2021

Ahogado el niño, a tapar el pozo

 Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo

Los sucesos de los que hemos sido espectadores la semana pasada entorno a las manifestaciones en Washington, propiamente en la Casa Blanca, que dejaron 5 muertos y una tensión mundial, es un reflejo más de la terrible administración del señor Donald Trump.

Peculiar personaje, que sin reservas nos demostró todo lo que no se debía ni podía hacer siendo Presidente de los Estados Unidos de América.

Este hombre que desde que vio la luz de los mass media, entendió de su importancia y utilizó como herramienta indispensable en la construcción de su imagen. Porque un hecho es que, para la buena construcción de una imagen pública, ésta debe estar basada en una esencia real y creíble. Y en definitiva Trump, nunca nos mintió, siempre nos demostró la clase de individuo que era, su forma de ver la vida, su intolerancia, su poco sentido humano, su ambición de poder desmedido, su odio a todo lo que él no considere importante, etc. Un tipo complicado realmente, pero repito, un tipo tal cual, sin máscaras. Aquí también es importante que las responsabilidades se repartan. Pues el casi ex presidente nunca mintió y siendo quien es, ganó una silla presidencial y la ganó porque fue aceptado y seguido por numerosos ciudadanos que piensan, sienten y ambicionan igual que él.

 

NADIE LO DETUVO.

Durante años fuimos testigos de cómo fue sembrando odio e intolerancia a las formas, y por medio de sus redes sociales creando un ejército de seguido-res que obviamente comparten sus sentires, como dije ya. Ahora al verse tan disgustado y acorralados, la situación explotó y se salió de las manos, y su país gobernado, fue testigo de una toma al Capitolio, lo nunca antes visto. Lo que resulta importante de analizar es, cómo se movieron los grupos de forma tan fácil por medio de las redes.

Cosa que nadie paró. Hasta que la cosa ardió. Como dicen en mi pueblo: “ahogado el niño a tapar el pozo” Es aquí donde es necesario observar, la responsabilidad compartida. ¿Por qué censurar y bloquear las cuentas de este personaje, hasta tener que llegar a estos sucesos? Los mensajes eran más que evidentes.

Sé que la libre expresión debe imperar y que es un derecho fundamental. Pero en estos tiempos de infodemia, es urgente que se reflexione sobre el tema. Ya he dicho en semanas pasadas que a través de redes todos nos volvemos opinólogos y que Twitter, Facebook y todas las que usted conoce y se imagina, en conjunto, son la santa inquisición. Se habla (o escribe) sin prudencia ni temor, sin consciencia de todo lo que se puede desencadenar. La responsabilidad de cuidar la imagen digital personal está a años luz y lo que es peor, el deber de entender que se influye en los demás a través de todas nuestras expresiones públicas, es urgente, que sea real

mente comprendida. No solo se necesita ser Donald Trump para que se pueda influir en otros. Vea el caso de la señora Navidad, que también no había parado de hacer comentarios fuera de lugar sobre el COVID-19 y por fin ya, también fue bloqueada, pues por mucho que pudiera causar risa, no dudo que a algunos los pudiera impulsar a pensar igual.

Hablar a profundidad de estos temas es relevante, hacer en-tender sobre ciudadanía digital apremiante. Sea cuidadoso de lo que produce y por supuesto de lo que obtiene en redes, por-que ambas son de su incumbencia.

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