CENTROS DE SALUD MENTAL COMUNITARIOS ENFOCAN EL TRATAMIENTO EN SUPERAR LOS PROBLEMAS DERIVADOS POR LA AGRESIÓN Y EN EL EMPODERAMIENTO FEMENINO
En el
Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que se
conmemora el 25 de noviembre, Vanessa Herrera, psiquiatra de la Dirección de
Salud Mental del Minsa, resaltó que a los daños físicos propios de un acto de
agresión se suman las secuelas mentales y en el funcionamiento social que, en
la mayoría de los casos, impactan a largo plazo.
“La
violencia puede ocasionar daños físicos como fracturas, golpes, infecciones de
transmisión sexual (ITS), embarazo no deseado, aborto y otros que deben ser
atendidos para salvaguardar la vida de la víctima”, indicó Herrera.
Por
otro lado, entre los efectos en la salud mental se encuentran episodios de
estrés agudo, depresión, episodios de ansiedad o pánico, intento suicida,
problemas por consumo de alcohol y drogas, trastornos de estrés postraumático y
suicidio consumado.
“Estos
problemas de salud mental que afecta al bienestar de las mujeres son tratados a
través de los 155 centros de salud mental comunitarios implementados en todo el
país, que, a su vez, actúan articuladamente con los Centros Emergencia Mujer
con el fin de abordar cada caso de forma multisectorial”, refirió la especialista.
La psiquiatra resaltó que el tratamiento de
la mujer víctima de agresión tiene un fuerte énfasis en el empoderamiento femenino.
“El machismo y la normalización de la violencia está tan arraigados en la población
que el tratamiento se debe complementar con un enfoque que ayude a cambiar la
mentalidad de las personas para que nunca más sean víctimas de violencia”,
añadió.
Herrera recordó que la violencia contra la
mujer es un problema prioritario psicosocial y de salud pública y que, por tanto,
es tarea de toda la sociedad comprometerse en prevenirla y combatirla
activamente.
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