Por: Ed. Dra.
Claudia Viveros Lorenzo
No, es una de
las palabras más importantes en cualquier vocabulario. Me atrevo a decir que la
aprendemos antes, que la palabra sí. Y es que manifestar un desacuerdo, una
negación ante algo que no es agradable, que nos provoca dolor o nos incomoda,
es de vital importancia. Algunos saben que existe, pero no la entienden. Y es
que, a esos, no les enseñaron que, todos, absolutamente todos, tanto hombres
como mujeres, tenemos el derecho de decidir que sí y que no. A quienes sí y a
quienes no. Y ese derecho es legítimo, universal y altamente indispensable para
la sana convivencia humana.
Si todos
aprendieran a entender este vocablo, si supieran escuchar y vislumbrar lo que
encierra, nos ahorraríamos muchos malestares. Puesto que aquel que goce de sano
juicio, comprende que no todos tienen que hacer, querer o estar con alguien o
ante algo, que no desean. No tiene porque, gustarnos lo mismo de forma general.
No tengo porque querer a alguien a quien yo no amo, por el hecho de que esa
persona si me ame a mí. No tengo porqué continuar siendo amigo de alguien que
no me agrada más, porque aquel o aquella, si desean continuar la amistad. No
tengo porque trabajar donde no me siento feliz. No tengo porque seguir los
estándares de la sociedad, solo para hacer feliz a los demás. No, no y no.
Lo que sí, es
que debemos todos ser fuertes y enfáticos, al usarla, expresarla sin miedo y
mantenerla. Los no, siempre vendrán acompañados de un sí, para quien use esa
voz, con honestidad propia y claridad. Cuando decimos no a algo y lo rechazamos,
damos cabida a que todo lo nuevo que nos espera pueda entrar a nuestra vida. Es
por eso, que no debemos temer a barajar esa carta. Ella siempre nos espera en
la mano, tenemos la libertad de ejecutarla todas las veces posible, ante
cualquier situación que consideremos nos desagrada o simplemente no
consideramos necesario tener que vivir.
Los que no
saben emplear el término, viven angustiados y aguantando un sinfín de
“piedritas”, las cuales solo les empañan el porvenir. Y los que no saben
recibirlo, por lo regular son gente sin escrúpulos, orgullosos, necios,
obstinados, acosadores y hostigadores que a como dé lugar, quieren que se
cumplan sus anhelos sin importarles lo que el prójimo también pueda opinar ante
algunas circunstancias. Ante estos últimos sea siempre fuerte, que nada lo
amedrente. No permita, ni pase por alto, ni la más mínima cosa, ya que hay
mucha gente que se siente muy “lista” y maquilla muy bien sus abusos, queriendo
aparentar ser muy educados, gentiles o graciosos, pero que son realmente
personas con una mente tan pequeña, sin vida, con grandes vacíos, que
forzosamente quieren salirse con la suya, doblegando a otros, manipulando todo
a su rededor, con tal de que sus caprichos sean cumplidos. Incluso haciendo
sentir a quien obligan a que siempre les digan que sí, que son unos egoístas,
por tan solo remotamente pensar en la posibilidad de darles un no.
Si usted está
viviendo una situación donde no ha podido parar de decir sí, y anhela
pronunciar la palabra no, busque ayuda rápidamente, ya sea legal, social,
psicológica, la que sea, pero busque. Nunca crea que exagera, jamás. Le aseguro
que cuando cuente su testimonio y sea escuchado, tendrá junto a usted mucha
gente que querrá darle su apoyo y resguardo. Y usted mismo dígase no, no más de
no poder decir no. Verá que delicioso es y cuanto va a cambiar usted mismo, al
sentirse seguro, prudente, sincero y autentico. Le deseo una vida llena de
muchos no y muchos sí. Le deseo una vida plena. Ahora usted trabaje por ella.
0 comentarios:
Publicar un comentario