Por:
Santiago Perona Miguel de Priego
Este
próximo 7 de junio se cumplen 140 años del sacrificio del Coronel Francisco
Bolognesi, de sus Jefes y Oficiales y del personal de tropa que cayeron en el
cumplimiento del deber en ese actual santuario: El Morro de Arica.
El día 5
de junio el comando chileno destacó a un parlamentario a las 7 de la mañana
identificado como el mayor Juan de la Cruz Salvo, quién fue recibido por el
coronel Bolognesi en la casa, al pie del Morro con un corredor pintado de azul
y con vista al puerto. Esta casa es propiedad del Estado Peruano y sirve como -
Consulado. De Jorge Basadre: "...Bolognesi invitó a Salvo a sentarse al
lado de un sofá colocado en la testera de un salón' entablado pero sin alfombra
y sin mas adornos que una mesa de escribir y unas cuantas sillas”. Terminado de
expresar Salvo los motivos de estar presente allí, era cumplir con lo ordenado
por su general en jefe del ejército de Chile que era evitar un derramamiento de
sangre, dijo Salvo, que tenía el encargo de pedir la rendición de la plaza
"cuyos recursos de hombres, víveres y municiones conocemos".
Ante esta
petición el patricio repuso: "Tengo deberes sagrados y los cumpliré hasta
quemar el último cartucho"; ante esta respuesta, Salvo intentó retirarse
siendo detenido por Bolognesi quien le dijo que esta era una opinión personal,
y que debía consultar con sus jefes debiendo enviarle una respuesta a las 2.00
de la tarde, lo que no fue aceptado por Salvo, por lo que el valeroso oficial
peruano le dijo que haría la consulta de inmediato, todo esto, no es un invento
ni una fantasía o fábula, todo está en los telegramas:" Junio 5. Recibido
el 6 a las 9 a.m. Prefecto Arequipa. Parlamentario impone rendición.
Contestación, previo acuerdo de jefes: "Quemaremos el último cartucho.
Bolognesi".
El parte
oficial firmado por Manuel Baquedano en Arica el 21 de
junio de 1880 confirma la efectividad de la respuesta de Bolognesi: "El
señor Bolognesi respondió, después de consultar con su jefes compañeros, que
estaba dispuesto a salvar el honor de su país quemando el último
cartucho". Bolognesi.
De todos
los jefes que aceptaron luchar por el honor del Perú hubo quienes fugaron
cobardemente entre ellos el coronel Agustín Belaunde, comandante del batallón
Cazadores de Piérola, y el sargento mayor y otros que no se pusieron a cumplir
su arresto en el monitor Manco Cápac por medidas disciplinarias.
Diría el
coronel Francisco Bolognesi a sus jefes y oficiales lo siguiente: "Señores
jefes y oficiales:
"Estáis
llamados a decidir con vuestro voto la suerte de esta plaza de guerra, cuya os
a confiado la Nación.
No quiero
hacer presión sobre vuestras conciencias, por que vuestros sacrificios no
serian idénticos.
Yo he
vivido: 64 años, y mi existencia no se prolongará por muchos días. ¿Que más
puedo desear que morir por mi patria y con la gloria de una resistencia
heroica, que salvará el honor militar y la dignidad del ejercito, comprometida
en esta- guerra? Pero hay entre vosotros muchos hombres jóvenes que - pueden
ser útiles al país y servirlo en el porvenir; no quiero arrastrarlos en el
egoísmo de mi gloria sin que la junta manifieste su voluntad decidida de
defender la plaza y de resistir el ataque.
El
general en jefe espera que sus oficiales expresen libremente su opinión".
"E1
coronel Moore que ocupaba un asiento en el fondo del desmantelado salón pusese
de pie y pidió que la junta resolviese por aclamación la defensa de la plaza;
todos los jefes se- pusieron de pie y la
resistencia quedó resuelta por aclamación".
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