La vuelta
El paro del 9 de Marzo en México perdió fuerza. Creo que lo anunciaron con
tremenda anticipación y le dieron tiempo al patriarcado de darnos la vuelta.
Tanto que en lugar de paro se convirtió en algunos centros laborales en
suspensión y de eso no se trataba.
Un paro es un legítimo derecho de cualquier trabajador y ciudadano, el cual
se lleva a cabo para poner en evidencia el descontento y la posición en algún
tema social o laboral. Un paro se realiza para que la sociedad se dé cuenta que
hacemos falta y que sin aquellas personas que lo realizan, buscando ser
escuchadas, la sociedad no se mueve como debiera, y entonces su fuerza está en
eso, en una ausencia que puede ser irreparable si no se llegan a conseguir las
garantías exigidas.
Las mujeres estamos hartas de la violencia que vivimos. Una violencia que
no solo se debe pensar en el ámbito de relaciones de pareja. Es vergonzoso
escuchar el argumento de que no debemos quejarnos ni sorprendernos de las
cifras de feminicidios en nuestro país, porque el porcentaje de hombres muertos
es mucho mayor, sin que nadie se ponga a pensar que es poco visto, hombres
muertos después de abuso sexual y tortura, o hombres desaparecidos para ser
llevados a ejercer la prostitución, solo por dar un par de ejemplos. No podemos
negar que existen hombres que también viven violencia doméstica, más sin embargo,
a pesar de la crueldad a la que pueden ser sometidos, no llega a ser similar a
la que vivimos nosotras, porque, es muy raro escuchar que a un hombre le rocíen
ácido, por el hecho de oponerse a continuar en una relación que ya no desea o
porque le dijo a su pareja que esa noche no quería sostener relaciones sexuales.
Somos violentadas desde la educación en casa, la cual, al ser tan
ancestral, nos concibe como el personaje que debe llevar a cabo ciertas
conductas que van de acuerdo a su género. Nos violenta muchas veces el arte, la
literatura, la música, la pintura. Todas hemos vivido violencia, de cualquier
tipo, física, emocional, laboral. Y se ha convertido en algo tan “normal” que
muchas, ni siquiera reparan de que son objeto de esta. Es más me atrevo a decir
que, las instituciones al darnos “chance” de “faltar” a nuestros centros laborales,
también están siendo violentos, porque es como darnos “atolito con el dedo”.
“Sí, sí, anda a marchar te doy permiso, te apoyo, ves que buena gente soy”. Nos
criticaron tanto, por rayar paredes y manifestarnos a gritos, que buscamos otra
manera, pero la inexperiencia y saltar de un extremo combativo radical a otro
más pacífico, nos puso en una situación bastante frágil.
Y no es que, con un paro, vamos a cambiar el mundo, no señores, eso lo
tenemos claro, esto va para largo, pasará mucho tiempo para ver el anhelado
cambio. Quizá cien años más. La cosa es no parar, seguir ideando, seguir
exigiendo y exponiendo, seguir hablando de lo que vivimos sin miedo, sin tapujos
sin vergüenza. Porque es un hecho, que si no lo hacemos, si seguimos haciendo
como que no pasa nada o que a nosotras nunca, pero “si apoyamos” no vamos a
avanzar. Aquí también es necesario la aceptación y el testimonio, para que así,
como nosotras reconocemos, las que todavía están cegadas, puedan entender que
también son parte del problema y entonces actuar. Invito a todas y todos, a reconocer,
a observar, a modificar nuestro hacer y pensar. Todo aquello que nos cause
ruido evidenciémoslo. Expongamos nuestro sentir y hagamos que los demás traten
de entendernos. Eduquémonos y eduquemos a los que están a nuestro rededor, para
que abran los ojos y no se sigan cometiendo las arbitrariedades que nos inundan.
Si eres una de las que no quieren o pueden marchar, está bien, pero
entonces contribuye de otra forma. Habla sobre lo que crees que está mal.
Opina, analiza y propón. Lee, infórmate, cultívate. No hay nada que deteste más
el patriarcado que una mujer pensante, una que puede argumentar con base.
Entonces lee y no pares de hacerlo. Y no creas que porque el mundo siempre ha sido
así, este no puede cambiar. Hemos vivido más de veinte siglos en un mundo
machista, y quizá nuestro planeta y la humanidad tengan poco tiempo de vida,
pero entonces, contribuyamos a que los últimos tiempos sean diferentes. Piensa
en tus hijas, sobrinas, nietas, bisnietas, amigas. Piensa en que el futuro
puede ser diferente y que nosotros fuimos semilla para que esto pudiera
germinar.
Si queremos, podremos, pero está en nosotras y por favor, ¡por favor! no te
desanimes, que vamos paso a pasito, y seguramente seguiremos siendo testigos
de agravios horribles, la cosa es, que
si se dan, logremos en su momento, nosotras también, darles la vuelta, y por lo
menos sirvan, de precedente para que lleguen a ser menos.
Comentarios: draclaudiaviveroslorenzo@gmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario