miércoles, 25 de marzo de 2020

El Papa: ante emergencia transmitir a generaciones futuras actitud de solidaridad




                                                                             Por: Oscar Velit Bailetti
Hoy celebramos con alegría el misterio del anuncio a María. La Anunciación del ángel a María marca el comienzo de la redención humana. Con su  "Sí", María divide la historia de la humanidad en antes y después, en viejo y nuevo. Al aceptar el plan de Dios, María entra totalmente en la alianza de Dios con su pueblo: a través de ella, el Hijo de Dios se hizo hombre, encarnado en su tiempo y presente y activo por toda la eternidad. María se convierte en corredentora, participando en la redención de la humanidad.
Con la Fiesta de la Anunciación, la Iglesia quiere celebrar este momento único en que Cristo comienza a crecer en el seno de María. La adolescente - que cuestiona el ángel, porque no entendía cómo esto puede suceder - capta en las palabras del ángel la certeza de Dios y de su verdad. Así, abre su corazón y su cuerpo al extraordinario de Dios: una virgen genera la vida, misterio insondable de Dios, revelación suprema de su poder, haciendo posible lo que es imposible para el hombre. 
Hoy se celebra la Solemnidad de la Anunciación del Señor, y hace 25 años, San Juan Pablo II promulgaba su Encíclica Evangelium Vitae. Esta mañana, el Santo Padre  Francisco dedicó su catequesis en una reflexión sobre esta solemnidad, esta importante encíclica, el valor y la inviolabilidad de la vida humana.
Un 25 de marzo, pero de hace veinticinco años, en esta misma fecha en que la Iglesia celebra la fiesta solemne de la Anunciación del Señor, San Juan Pablo II promulgó la Encíclica Evangelium Vitae, sobre el valor y la inviolabilidad de la vida humana.
“Acabamos de escuchar el relato evangélico de la Anunciación. Con su "sí" al Ángel, la Virgen acoge al Verbo que se hace carne y acepta con confianza cuidarlo. Acepta convertirse en la madre del Hijo de Dios. Así, en María, el encuentro de Dios con el hombre se realiza”.
Francisco en su catequesis, recordó que el vínculo entre la Anunciación y el "Evangelio de la vida" es estrecho y profundo, como subrayó San Juan Pablo en su Encíclica. Hoy, dijo, nos encontramos relanzando esta enseñanza en el contexto de una pandemia que amenaza la vida humana y la economía mundial.  
El Papa dijo que la situación actual hace que las palabras con las que comienza la Encíclica se sientan aún más desafiantes. "El Evangelio de la vida está en el corazón del mensaje de Jesús. Acogido por la Iglesia cada día con amor, debe ser proclamado con valiente fidelidad como la buena nueva a los hombres de todas las épocas y culturas".
El Pontífice dijo que todo anuncio evangélico, debe ser atestiguado en primer lugar. Al respecto, pensó con gratitud en el testimonio silencioso de tantas personas que, de diferentes maneras, “hacen lo mejor para servir a los enfermos, los ancianos, los que viven solos y los indigentes. Ponen en práctica el Evangelio de la vida, como María que, habiendo aceptado el anuncio del ángel, fue a ayudar a su prima Isabel que lo necesitaba”. Todos estamos llamados a promover y defender la vida. Pero es un concepto abstracto dijo el Papa, sino se manifiesta siempre en una persona: un niño recién concebido, un pobre marginado, un enfermo solo y desanimado o en estado terminal, uno que ha perdido su trabajo o no puede encontrarlo, un emigrante rechazado o en un gueto...(zona o barrio habitado por personas que tienen un mismo origen o condición y viven aislados, marginados por motivos raciales o culturales).
“Todo ser humano está llamado por Dios a disfrutar de la plenitud de la vida; y al estar confiado a la preocupación maternal de la Iglesia, toda amenaza a la dignidad y la vida humana no puede dejar de sentirse en su corazón, en sus "entrañas" maternales”. Los ataques contra la dignidad y la vida de las personas continúan lamentablemente incluso en nuestra época, que es la época de los Derechos Humanos Universales; de hecho, señaló el Santo Padre, nos enfrentamos a nuevas amenazas y a una nueva esclavitud, y no siempre existe una legislación que proteja la vida humana más débil y vulnerable.
Por ello, el mensaje de la Encíclica Evangelium Vitae es, más oportuno que nunca. Más allá de las emergencias, como la que estamos viviendo, dijo el Papa, se trata de actuar a nivel cultural y educativo para transmitir a las generaciones futuras una actitud de solidaridad, cuidado y acogida, bien conscientes de que la cultura de la vida no es patrimonio exclusivo de los cristianos, sino que pertenece a todos aquellos que, trabajando para la construcción de relaciones fraternas, reconocen el valor propio de cada persona, incluso cuando es frágil y sufriente.
“Queridos hermanos y hermanas, cada vida humana, única e irrepetible, tiene un valor inestimable. Esto siempre debe ser anunciado de nuevo, con la parresía (hablar con atrevimiento) de la palabra y el coraje de-   las acciones. Esto requiere solidaridad y amor fraternal para la gran familia humana y para cada uno de sus miembros”.
Por último, Francisco recordó otro momento de la encíclica de San Juan Pablo II, y la reafirma con renovada convicción. Es el llamamiento que dirigió el Santo a todos hace veinticinco años: "¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!" (Enc. Evangelium vitae, 5).

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