¡LLEGARON LAS CHINCHANAS!
Por: Josué Lancho Rojas (Investigador Histórico)
Expresión muy común y generalizada en todos
los pueblos del sur chico en las Vísperas de las Fiestas Patronales, y que poco
a poco el paso inexorable del modernismo está desterrándolo de nuestro
vocabulario.
Los que hoy estamos en el umbral de los 50
años, recordamos aún con nostalgia aquellos días en que se acercaban las
Fiestas Patronales nasqueñas, y esperábamos con toda nuestra ilusión de niños
el arribo de los camiones que trasladaban desde Chincha, a aquellos pintorescos
comerciantes que ofrecían sus mercancías en frágiles ramadas levantadas en la
calle Arica (cuadra 5) cerca de la Plaza de Armas.
Cuando llegaban los camiones, los
chiquillos corríamos a nuestras casas, gritando a toda voz, ¡ Llegaron las
Chinchanas !; chicos y grandes se alborotaban y en la tarde se iniciaba el
desfile por los corredores sombreados por las esteras, dispuestos a destrozar
nuestras “propinas de fiestas”, comprando nuestras bolsitas de maní, que
matizábamos muy bien con las ricas “pasas de uva”.
Al otro día nos hacíamos acompañar con los
grandes para que nos compren esos jugosos y fraganciosos pepinos que
devorábamos insaciables “en punto de almíbar” y se llevaban los benditos
“frijoles colados” rociaditos con ajonjolí para sentar el almuerzo, presentados
en sus originales envases de calabaza, que nosotros no dejaremos de llamarlos
hasta la muerte “¡Poto Colado!”, así castizamente.
Desde chico siempre me pregunté, ¿Por qué
eran las chinchanas, y no otros, los que traían este cargamento delicioso de
maní, pasas, pepinos y “poto colado”?, ¿acaso en Chincha estaba el paraíso
donde se producían estos manjares? Sinceramente más de una vez quería darme una
escapadita a Chincha, y certificar si era verdad que allá había plantas de
cuyas ramas colgaban los “Potos Colados”, como aquella historia engañosa que
nos habían contado los viejos, burlándose de nuestra inocencia de niños.
Hoy ya en el umbral de mi vida, gracias a
mis afanes de investigador, esta inquietud ha sido satisfecha, cuando leyendo
los apuntes del Cronista español Don Reginaldo de Lizárraga, más puntualmente
en su obra de 1599 llamada “Descripción”, encontramos que la región de los
Chinchas (de allí se llamó Chinchaysuyo), fue conquistada por Inca Yupanqui, que
fue más conocido como PACHACUTEC.
Cuenta la crónica, que al llegar a esta
regiónde la Costa, los funcionarios incaicos se encontraron con que el Valle de
Chincha era inmensamente grande, pero también estaba superpoblado y
desorganizado, y ante la escasez de agua, “las tierras cultivables eran insuficientes
para mantener a toda esa gente”.
Fue iniciativa de estos funcionarios
incaicos repartir la población económica activa en tres grandes tercios:
a.- Un tercio debían dedicarse a la
agricultura.
b.- Otro a la pesca.
c.- Y el otro tercio a la comercialización
de los productos que allí se producían.
Si hacemos un poco de historia, las
consecuencias han sido positivas después de 570 años de esta organización
producida en Chincha, ya que los Chinchanos son suficientes y laboriosos
agricultores, y excelentes pescadores ni que hablar, tal es así que cuando los
españoles llegaron a la costa de Chincha, encuentran más de 10,000 balsa de
totora dedicadas a la pesca. …y como comerciantes, ¿dónde dejamos a los chinchanos?,
ya que desde hace 570 años esto les ha quedado como marca, sino veamoslos
desfilar en sendos peregrinajes mercantiles atrás de todas las fiestas
patronales del sur chico, ofertando igual que hace cientos de años sus paquetes
de maní, que como cosa curiosa, los nasqueños comen con delirio y frenesí como
si se va acabar el mundo en Setiembre, hasta que las chinchanas se vayan; pero
esos verdaderos chinchanos como los Yataco, Saravia, Lévano y no los Mamani,
Quispe y Huamaní que ahorita también se han convertido en “chinchanos”, por
este problema ambulatorio, quitándole ese sabor a “Fiesta de Setiembre” que
tanto ansiaban los muchachos, gritando:
¡Llegaron las Chinchanas!.
No está demás hacerle llegar un comentario
que se hizo en el Inventario de Recursos Turísticos de Chincha en el Punto
Lo.16 “De los dulces chinchanos, el Frijol Colao”.- Cuando Abraham Valdelomar,
en su “Caballero Carmelo” hizo el elogio de los “frijoles colados” no imaginó
que con el correr del tiempo una famosa “cocinera chinchana” impondría su
obligado consumo en uno de los más famosos restaurantes limeños. Tampoco que
los “frijoles colados” llegarían a tener la fama de “hacer retornar a Chincha
Alta”, en donde actualmente hay “fabricas dedicadas a su producción y exportación
a todos los pueblos del Perú”. Como las “natillas” piuranas, los “kinkones” de
Trujillo ó las tejas iqueñas, el “frijol colado” es un dulce que le ha dado
fama a su pueblo de origen. Por eso nosotros afirmamos que no hay postre más sano,
agradable y nutritivo y al alcance de todas las economías como tres cucharadas
de este dulce.
En los hogares chinchanos es postre
corriente, pero en los bares, chifas y restaurantes no se le consigue. Turistas
y visitantes lo reclaman, pero como todavía subsiste la preferencia por lo
exótico, ellos los compran en las calles y lo consumen con el deleite propio de
quienes sabe alimentarse. Es que su calidad y fama están por encima de toda
clase de “marginación culinarias” y seguiremos retornando a Chincha Alta a fin
de confirmar que “de dulces chinchanos el frijol colao”…..”
Informe hecho llegar por Santiago E.
Perona Miguel de Priego.
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