lunes, 6 de mayo de 2019

¿Por qué tantos accidentes de Tránsito?




Por: Oscar Velit Bailetti - Especialista de Seguridad Ciudadana
La conducción temeraria de algunos varones, especialmente los jóvenes, grupo en el que este comportamiento se registra con mayor frecuencia. Escuchar diariamente las noticias de los siniestros en la carretera, nos ha llevado a cierto estado de insensibilidad, pues ninguna autoridad comenta al respecto, todas las semanas hay de tres a cuatro accidentes con pérdidas de vida. Hemos perdido casi toda la capacidad de sorprendernos, pero, sobre todo, de reaccionar ante un fenómeno que se cobra tantas vidas. Y de que siga siendo posible pensar que “a mí no me va a pasar”, no hace sino reforzar este letargo. Lo cierto es que nos enfrentamos a un fenómeno que tiene unas causas muy concretas. Causas, en muchas circunstancias, humanas, que responsabilizan tanto a los y las conductoras, a quien le corresponda decidir sobre infraestructuras y políticas, como al lobby del automóvil, por supuesto. Unos deciden ir demasiado deprisa, otros no darle la prioridad que requiere y otros fabricar vehículos demasiado veloces. (Como los de fibra de vidrio, que al chocar vuelan en mil pedazos), Éstos son los factores humanos a los que nos referimos. La existencia de una responsabilidad detrás de muchos accidentes de tráfico es lo que ha llevado a muchos-as afectados as a calificar la siniestralidad vial como “delincuencia vial”. La posibilidad de circular a mayor velocidad en carretera explica la gravedad de los choques, y la fatalidad para las personas que los ocupan. También opinan los señores conductores de vehículos mayores que por ejemplo en el intercambio vial de la autopista que ingresa a Chincha, está mal confeccionada, es corta, falta anchura y tiene un declive que hace que estos vehículos se volteen por una”. (Y hasta ahora nadie se pronuncia).
La carretera con la nueva autopista hacia el Sur partiendo de Chincha; como espacio construido exclusivamente para los coches, es técnicamente el ambiente más seguro para éstos, sin embargo, es donde ocurren más de accidentes con muertes, (Colisión por alcance y múltiple, Vuelco). A los y las jóvenes se les atribuye una gran culpabilidad en la siniestralidad vial porque conducen con displicencia. Los jóvenes, por su parte, achacan a los conductores más conservadores, y más viejos, la incapacidad de andar más rápido y la falta de reflejos. Además de exceder los límites de velocidad, conducir bajo la influencia del alcohol y no abrocharse el cinturón de seguridad, se destaca el binomio velocidad-distracción, y la distracción muchas veces se relaciona con el uso de aparatos tecnológicos, bastante común entre los jóvenes. Es el caso típico de los accidentes en que el conductor pierde el control del vehículo, saliendo de la vía o derrapando. Entre los jóvenes que han sufrido algún o varios accidentes de tráfico, la distracción ocupa el primer lugar entre las causas que atribuye el joven al accidente sufrido, tanto si se considera culpable o no del mismo y tanto si en el momento de sufrir dicho accidente viajaba solo o acompañado.
Los accidentes suelen ocurrir en días laborales durante período diurno, caracterizado de desplazamiento laboral, y en finales de semana en período nocturno, caracterizado de desplazamiento de ocio, caso típico de implicación de jóvenes. Muchos de estos conductores tratan así de experimentar las sensaciones asociadas al riesgo y a lo prohibido. Esto es al menos cierto para la conducción temeraria que se realiza con plena consciencia de lo que se está haciendo y cuyo objetivo es experimentar placer. La velocidad es causa no sólo de muchos accidentes, sino también del grado de gravedad de éstos.
Por ejemplo, el límite de velocidad en una vía donde vehículos y peatones se ven obligados a cohabitar, no debería rebasar los 30 km/h; o los 50 km/h cuando existe el peligro de choque lateral en intersecciones; el límite sería de 70 km/h cuando el peligro es de choque frontal, y de más de 100 cuando no hay peligro de choque de ningún tipo (sólo con elementos de la infraestructura). La Visión Cero insiste en que la única manera de poder aumentar estos límites de velocidad sería garantizando una estructura vial y unos vehículos que admitiesen ese aumento sin por ello aumentar las consecuencias del impacto en un cuerpo humano.
La PNP de carreteras debería de verse más frecuente en estos tramos donde vienen ocurriendo accidentes muy continuos tendría que mostrarse más férrea y eficaz en el control de velocidad. Está demostrada la eficacia de la instalación de radares, por lo que sería aconsejable que se instalaran los necesarios para cubrir los tramos en los que se ha detectado que los vehículos tienden a exceder los límites marcados. Asimismo, sería conveniente probar otros mecanismos para limitarla (en la fabricación de los vehículos, mediante más presencia policial en las carreteras, mediante los tiques de autopistas). Resulta, por supuesto, muy conveniente, identificar el perfil de las personas que tienden a sobrepasar los límites permitidos de velocidad.

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