Por: Raúl Sotelo Lévano
Con una indisimulada reverencia a los padres
con quien se pretendía bailar, se iniciaba el primer acto. Concedido el permiso,
extendíamos la mano para salir con ella al ruedo a intercambiar pasos al son de
la orquesta musical.
Era un bolero “angustia
de no tenerte a ti, tormento de no escuchar tu voz…” y los dos cuerpos
se entrelazaban no dejando siquiera una luz de separación.
La mujer debía seguir rítmicamente
los movimientos cadenciosos que le imprima su pareja. Un desencuentro en los
pies era una puñalada al corazón del bolero que no admite errores porque su
esencia romántica no lo permite. Aquí los torpes estaban demás.
Un aprendiz, sobraba en la
reunión; no tenía licencia para ingresar al sacrosanto dominio del bolero. Era
una apátrida sin nacionalidad romántica, un lerdo que arrasaba las reglas establecidas;
igual como un elefante tropezándose dentro de la cristalería.
Bailar un bolero es penetrar
en su místico encanto, es adentrarse en sus dominios sin pisar fuerte el césped
de su delicadeza. Y es que el bolero tiene alma, palpita como ninguna otra expresión
musical, te adormece como también te presiona para que la cumplas con exactitud
milimétrica su lento y enternecedor vaivén.
El bolero es una sutil declaración
de amor sin siquiera decírselo al oído de ella. Basta que las palpitaciones
aceleradas igual que las vibraciones le alcancen de lleno para que la mujer ceda,
y la batalla está casi ganada.
Entonces el bolero habrá alcanzado
su objetivo como es la unión de dos corazones, de dos anhelos, y la colocación
de la primera piedra del monumento al amor “Dos almas que se amaron eso
éramos tú y yo”.
Al concluir el baile, él y
ella se miraron fijamente. Habían ingresado por la puerta que los llevaría a la
unión corporal y espiritual.
Cuando en una reciente reunión
me disponía decir “bailamos” a una atractiva dama, sin padres a la vista, tronó
un amasijo de letras y notas de un esperpento musical llamado “SE HA MUERTO MI ABUE-LO”, que retrocedí
espantado y emprendí la retirada. Los chicheros son aves de mal agüero en
proceso de extinción, pero los boleristas son inmortales ¡cómo no iba a morir
el pobre abuelo al escuchar este adefesio!
Estoy convencido que lo que
se canta y se baila en la actualidad, amén de otras atrocidades que estremecen
las conciencias como los crímenes en serie, la corrupción imperante en las altas
esferas del gobierno central, regional y provincial, han despertado las iras
del Creador que nos sigue remeciendo el suelo cada cierto tiempo.
La crisis moral que estamos
viviendo es una clara señal que estamos al borde del precipicio.
OTROSI
DIGO: Para los que integramos este Perú profundo, ancho y
ajeno, es un misterio lo que ocurre en las entrañas del gobierno incluyendo el
Congreso. Por ejemplo, lo que ganan los altos funcionarios y cuanto gastan en
sus viajes al extranjero acompañados de su séquito familiar y amigos de su entera
confianza. Un verdadero enigma hasta ahora no revelado.
Cuando se reunió el Consejo
Directivo de una época pasada de ingrata recordación, para resolver una moción
en la que se pedía se publique en el diario oficial El Peruano la lista de los
legisladores que emprendieron vuelo al exterior, y la relación de gastos respectivos,
un sudor frío recorrió la espina dorsal de los ocupantes del Palacio
Legislativo. Por fin el pueblo conocería lo que ellos por mucho tiempo habían
ocultado como si fuera un secreto de Estado.
Se produjo la votación para
que el pedido sea llevado al pleno donde se reventaría la bomba. El ambiente
era tenso y tétrico a la vez como lo demostraban los rostros desencajados de
los congresistas.
Siete
de los oficialistas votaron en contra, siete de la oposición
votaron a favor, y una abstención. Nuevamente el suspenso y nuestros padres
políticos felices de la vida porque el secreto guardado bajo siete llaves jamás
saldría a la luz.
De pronto llegó al escenario
la persona que iba a romper el empate y que se llenaría de gloria si decidía
arrojar su miedo. Era Denis Vargas Marín, aquel periodista que en su campaña
electoral prometió combatir la corrupción y los privilegios de la mayoría gobiernista.
El destino le había deparado el honor de ser entre todos los peruanos el que rompa
el velo de la verdad oculta.
¿Saben lo que hizo el cusqueño?
Apoyó decididamente a los Cambio90 - Nueva Mayoría, y con su voto en contra determinó
que los viajes y las gollerías juntas continuaran siendo un misterio para todos
los peruanos. Vargas Marín luego pasó a formar parte del partido gobiernista y
gozar de privilegios. Dejó enganchado en la estaca al partido político que lo
llevó al Congreso para arrojarse a los brazos de Fujimori.
¡Cómo cambian los seres
humanos de un día para otro!
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