martes, 1 de diciembre de 2015

Inescrupulosos sujetos se visten de ´mendigos´ para sacar al pueblo dinero fácil


Por: Oscar Velit Bailetti
Inescrupulosos sujetos se visten de mendigos y divagan por las calles de nuestra ciudad para aprovecharse de aquellas personas de buen corazón.
 La mayoría de los chinchanos  se hacen dominar por las emociones y terminan colaborando ante la apariencia que muestran estos falsos menesterosos; donan sin saber el verdadero destino de su dinero.
He podido observar cómo lle-gan estos menesterosos, hasta la familia completa de ciudades cercanas y que se cambian de vestimenta y se ponen otra para solicitar dinero mencionando el pariente que les acompaña que tiene cáncer terminal, y quieren una colaboración para su cura. Estos se cubren la cara para no ser reconocidos.
Antes de darles una manito de caridad a este tipo de personas debemos mirar bien si son verdaderos o falsos, muchas veces te cuentan historias falsas y cuando les preguntas de qué enfermedad sufre, titubean y responden cualquier disparate. Asì vemos a un jovencito que se aposta en la Avenida Benavides cerca a la UGEL; este una vez que se retira lo ven correr y jugar normalmente en su barrio. La multitud contribuye en la proliferación de los falsos pordioseros que actúan compaginados con mafias que explotan a los niños mediante la mendicidad.
Me contaba un señor comerciante del mercado "estos vienen a contar su plata cerca de mi puesto y sacan hasta 300.00 nuevos soles diarios en unas cuantas horas. Mientras yo me
sacrifico todo el día y no llego ni a la mitad". Los desocupados con solo estirar la mano y repe
tir un discurso conmovedor durante todo el día encuentran la forma más fácil de obtener dinero.
La falsa mendicidad se ha convertido en el oficio más rentable de los últimos años, cada día estos inescrupulosos reinventan sus estrategias de estafa para no ser descubiertos, fingen padecer enfermedades terminales, contar historias desgarradora para lucrar de la ingenuidad de los transeúntes.
 Esta es una nueva modalidad de robo que afecta a la población auspiciado por la candidez de algunos chinchanos especialmente mujeres que contribuyen en la proliferación de los vagabundos, “entregamos el pescado en vez de enseñar a pescar”.
  La mendicidad no es un fenó-meno de pobreza, sino consecuencia de las personas holgazanes quienes viven atrapados en el mundo del facilismo.
Las horas estratégicas que operan son los feriados y hora punta, son expertos  de la calle conocen el movimiento comercial de la ciudad. En navidad y Semana Santa hacen su agosto. Merodean en la puerta de los centros comerciales, mercados, parada, y luego desaparecen, son los fantasmas de la ciudad. La mayoría de los falsos mendigos son mujeres de 35 a 60 años, seguido de los niños y varones, en comparación con los verdaderos mendigos es todo lo contrario. Los verdaderos necesitados son perjudicados pues son juzgados por la franqueza de sus palabras.
Sería bueno que la Beneficencia pública haga un operativo con la Fiscalía de prevención y la familia, para erradicar a estos personajes que atentan contra la buena fe.


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