Por Juan Almeyda
Yataco
Uno
de los profesionales que mayor valor e importancia tienen dentro de la sociedad
es, qué duda cabe, el maestro peruano. Y es que el maestro es el trabajador
público que tiene la difícil misión de formar la mente y el espíritu de las futuras
generaciones, con la esperanza de tener una generación distinta de peruanos,
capaz de conocer y hacer frente a esa realidad de indiferencia e injusticia que
cada día nos aplasta con sus secuelas negativas y hasta humillantes.
Quién mejor que el maestro para hablarnos de
nuestra realidad, porque el maestro es un ser humano nacido del pueblo, que siempre
experimentó en carne propia las inquietudes, angustias y necesidades de sus
hermanos de raza y sangre. Porque el maestro fue siempre ejemplo de dignidad,
de lucha firme ante los gobiernos opresores que hoy persisten con su disfraz de
democráticos, pero que en el fondo son los de siempre, los verdugos del pueblo
y de los maestros, porque los gobernantes son los primeros enemigos del
magisterio y de su clase social a la cual representan y pertenecen.
En este seis de julio, cómo no hacer un alto
en nuestro quehacer cotidiano para pararnos con respeto, y hasta reverencia,
frente al sembrador del saber, frente al ejemplo de sacrificio y lucha, como lo
es el maestro.
Y es que el maestro siempre significó el
guía, el modelo, el luchador social que no solamente se preocupó por educar la
mente y el espíritu de la niñez y juventud peruana en las aulas, sino que, el
maestro, tuvo siempre una misión mucho más delicada, aquella labor de estar
constantemente vigilante del accionar de quienes ostentaron el poder, porque,
jamás los gobernantes usaron sus cargos para favorecer al pueblo, a pesar que
son elegidos
por
las mayorías.
A través del tiempo, históricamente, el
maestro peruano fue siempre el abanderado de la lucha social, no solamente por
sus reivindicaciones, sino, y sobre todo, por las reivindicaciones colectivas,
de la masa popular, marginada, abandonada y despreciada siempre por quienes
dicen representar al pueblo.
De ahí el dicho que "el maestro
luchando, también está enseñando", pues su ejemplo y su lucha siempre trascendió
las fronteras de una escuela, yendo más allá de las aulas para poder detener
acciones injustas de los gobierno de turno o para arrancarles con sangre, sudor
y lágrimas lo que por derecho les asiste.
Por eso, al recordar este seis de julio el
Día del maestro peruano, tributamos nuestro reconocimiento solemne a todos los
humildes, valerosos y luchadores peruanos que, a sabiendas del pedregoso camino
que debían recorrer, optaron por ser docentes, por ser dignos maestros y hoy
batallan no solamente por desterrar la ignorancia, sino por hacer prevalecer
los derechos del común de los peruanos.
En este Día del maestro, nuestro
reconocimiento y nuestra gratitud a los antiguos y viejos maestros, aquellos
hombres y aquellas mujeres que con orgullo y honor llevan el título de
maestros, a los maestros luchadores, aquellos que vivieron en carne propia la
persecución, la opresión, el encarcelamiento, porque con su lucha y con su
ejemplo nos legaron el mejor ejemplo de valor, dignidad y lucha por lo que es
defender lo que nos corresponde como peruanos con derechos.
¡FELIZ DÍA MAESTRO DEL PERÚ! ¡FELIZ DÍA
MAESTRO DE CHINCHA Y LA REGIÓN ICA!
0 comentarios:
Publicar un comentario