En otrora, el
palacio municipal de la provincia de Chincha, contó con dos valiosas joyas
históricas que fueron el orgullo de este pueblo progresista por cierto, que
debido a dos infortunados factores, uno, por el funesto movimiento telúrico
del año 1974 que prácticamente de- jó en escombros numerosas viviendas de la
localidad y el otro por la desidia e inoperancia de algunos burgomaestres que
no supieron aquilatar estas famosas reliquias, hoy añoramos con mucha tristeza y pena como
quedaron abandonados a su suer te
estos admirables vestigios.
En esta
oportunidad, solo nos ocuparemos de la historia del recordado por siempre,
reloj público de Chincha; dejando para otra ocasión el destino que tuvo la
luminaria o araña de cristal de refulgentes luces que existió en el salón
auditorio del aludido municipio local.
El reloj público
de Chincha, para el debido conocimiento de las actuales generaciones tuvo una
relevante historia: por cierto nació a raíz de la construcción del segundo
edificio de la casa consistorial; ya que el primero fue demolido por
no prestar las consiguientes garantías para los contribuyentes.
En la tercera
planta de esta nueva edificación, se construyó una vistosa caseta para resguardar
el citado marcador del tiempo, de tres iluminadas esfe
ras que
señalaban los números del 1 al 12, además de tres idénticas manecillas que marchaban
al mismo compás con sus respectivas alertas de las seis de la mañana, las doce
del mediodía y las seis de la tarde con toda exactitud.
Cabe advertir,
que este instrumento mecánico contaba con dos envidiables campanas bruñidas de
oro y cobre, cuyo tañidos no sólo se escuchaban dentro del radio urbano sino en
los extramuros de la ciudad; prueba de ello es que muchos moradores del
distrito de Sunampe, escuchaban las sonoras campanadas.
El reloj público
de Chincha, fue donado por el filántropo de ascendencia italiana don Pedro
Celestino Brignole Sanguinetti, su funcionamiento comienza a partir del año
1923, durante el gobierno edil del señor Agustín Jordán Peve, y, que sino hubiera
sido por la demolición del dañado palacio municipal, quizás hasta hoy día,
estuviéramos escuchando los horarios ya señalados anteladamente.
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