Una
vez más, se avecina el XXX aniversario del festival del verano negro, una
exquisita expresión del rico folclore de la negritud chinchana.
Las
últimas celebraciones de tan importante fecha, se ha manifestado de más o
menos, por cuanto ha decaído enormemente ya que no se conmemora como en otros
tiempos, por la imperiosa inoperancia de sus organizadores.
Ante
estas circunstancias, no basta que se nombren comisiones y subcomisiones para
tales efectos, sino solicitar la presencia de personas entendidas en estos
menesteres, ya que se ha notado con cierta preocupación que a postreros
momentos, se confecciona un programa muy ajeno a la realidad de los aconte
cimientos, ya que todos sabemos que la realización de estas festividades se
valorizan por el elevado conteniendo de las expresiones tradicionales rayanos
en los aspectos turísticos, gastro nómicos, artísticos, culturales,
deportivos, etc. y la gran impre- sión dada a propios y extraños.
Ya
basta de tantos “rellenos” o actividades no concordantes con la efemérides
señaladas, evitando el mal aspecto que se llevarán los turistas que nos visitan
para tal ocasión.
A,
mi criterio, qué tiene que ver una carreras de motos, de triciclos, de
bicicletas, un bingo, una kermesse, un corte de cabellos, etc, etc.
Hay
que presentar números significativos idóneos a la fecha, tales como en la gastronomía
netamente afrodescendientes, la actuación de danzas costumbristas, la visita a
los lugares arqueológicos como la ciudadela del Cerro Chontaní, los vestigios
de Larán, el complejo de Huancor, no olvidando las ferias artesanales; alejándose
de caminatas a la multisaqueada Huaca La Centinela, la visita a la vieja casona
de la ex - hacienda San José, por cuanto hay tantos sitios por conocer.
A
propósito, en esta oportunidad se debe dar una total preferencia a los artistas
locales, así mismo a los maestros de ceremonia, presentadores, moderadores y
jurados que conocen muy bien la idiosincrasia de esta región y evitar la
presencia de exponentes de música loca donde aflora el consumo excesivo de
bebidas alcohólicas, drogas y actos bochornosos.
Sería
conveniente contar con un reglamento sobre organización, que vele por el normal
desarrollo de la programación, sobre todo el fiel cumplimiento de los horarios
establecidos.
Pude
ser factible que se forme una comisión de fiscalización y otra de asesoría
legal, para así tener en cuenta sus intervenciones en la no realización de
algunos espectáculos, donde han existido contratos por medio y que han figurado
en programa oficial.
Causa
mucha extrañeza, el porqué se ha venido dando poca importancia al aspecto cultural
y amenidades, tal vez, sea porque no genera rentas o en su defecto por la
menguada capacidad intelectual de los organizadores. Ya no se lleva a efecto
los encuentros regionales de poetas y escritores, los concursos de cajón y de
festejos, no hay concursos de oratoria y de declamación, no hay certámenes de
poesías y cuentos ni menos exposiciones de fotografías y revistas de otrora de
Chincha, no hay competencia de dibujo y pintura, no hay concursos interdistritales
de yunzas, etc., etc
En
lo que respecta a lo deportivo, no se explica porque no se ha venido realizando
velada boxística, una competencia de balompié; por algo Chincha es llamada cuna
de campeones.
Sin
más comentarios, ojala que en esta oportunidad estemos presenciando un buen espectáculo
y no un mamarracho más, tal como manifestara un prestigioso profesor e historiador,
en una conferencia de prensa sobre el asunto, ya que estaba presentando una
serie de “rellenos” o actividades que no llegaban al caso.
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