lunes, 22 de diciembre de 2014

JESÚS SIGUE SIN SITIO EN LA NAVIDAD


    Querido/a amigo/a: Jesús hizo bien la Navidad, pero le hemos roto su proyecto. Le hemos dejado sin sitio.  
Y necesitamos la virtud del asombro en la mirada y en el corazón, para tocar el misterio sin romperlo. Los pastores lo aceptaron porque lo asumieron desde la fe, desprovistos de razones y descalzos de autosuficiencia. ¡Oye!, coge la vida en tus manos  y  déjale siempre a Dios  la  última  palabra.
Jesús, ¿tú qué opinas de la Navidad?- Pues, ¡mira!, que se arma una gran fiesta, pero a  mí ni siquiera me invitan. La mayoría  sólo  se  acuerda  de la cena, de los regalos, de los adornos. Yo quisiera entrar en sus vidas, pero no me dejan, no hay sitio para mí, porque  hoy sobreabunda la frivolidad;  y el consumismo exagerado casi es una religión. Yo creo que si volviera hoy pasaría desapercibido como entonces. Y si  diera una vuelta por vuestras ciudades, tal vez encontraría muy pocos recuerdos de aquella primera Navidad. Tú, amigo/a estás invitado/a  a  ponerle un verbo a tu Navidad. Escógelo: puedes ignorar la Navidad, consumir la Navidad, disfrutar la Navidad, amargar la Navidad, compartir la Navidad, ser  la Navidad para muchos.
Siempre que sentimos que la Navidad es “Dios con nosotros,” le encontramos sitio a la esperanza, y el corazón se nos llena de gozo. Cada día se necesitan más manos para construir paz, convivencia, fraternidad, y más amor, para ponerle entrañas enternecidas y eficaces a la vida. Y más paz. Y la paz es estar allí  donde el débil sufre, para aliviarle, donde el ignorante pregunta, para responderle, donde el anciano llama, para acompañarle, donde el niño llora, para socorrerle, donde el hambre aprieta, para remediarla. Que entre todos le podamos hacer sitio a la paz.
Tú, aunque lleves una lágrima escondida en el corazón, no dejes de ser Navidad y   poner en cada vida un arco iris de esperanza. Enamórate de la paz. Pídela, créala, celébrala, contágiala, repártela. Felicidades,  porque tú puedes ser Navidad para muchos, poniendo con cariño, como quien da un beso: - un poco de tu fe en sus dudas – un poco de tu paz en su lucha – un poco de tu cercanía en su soledad

-un poco de tu ilusión  en su vida – un poco de tu alegría en su pena – un poco de tu luz en su noche – un poco de tu Navidad en la suya. Ponle, por favor, a la vida de los otros, motivos para vivir, sentir, gozar, soñar y celebrar una Navidad de 365 días. Feliz Navidad y que cada día del  2015 la paz  asalte tu corazón y que  la alegría de la buena, sea una  plaga incurable y gozosa en tu vida. Un abrazo con sabor  a  letra  y a música de villancico.  César Maside Nóvoa, C. M.

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