lunes, 2 de junio de 2014

¿Bulevar es robar?

                         
Raúl Sotelo Lévano
En siete días de intensa protesta, vecinos españoles que habitaban la avenida Vitoria, en Burgos, consiguieron doblegar la terca resistencia del alcalde Javier Lacalle empeñado en no detener los trabajos para construir un bulevar.
Ellos increpaban a la autoridad edil que tal proyecto resultaba innecesario por ser sumamente costoso, y el dinero a utilizar debía invertirse en proyectos más urgentes. Es más, acusaban que los dueños de la empresa encargada de la obra, eran familiares de algunos miembros de la Comuna, lo que significaba indicios de corrupción.
Apenas conocí este hecho lo relacioné de inmediato con lo sucedido en Chincha, pareci-dos como dos gotas de agua, y llegué a la conclusión que este bendito bulevar, es un codiciado budín de chocolate, aquí o en el Polo Norte, para ganar fraudulentamente dinero extra.
Estos son los ingredientes del manjar: trabajos defectuosos e inconclusos, presupuestos inflados, protestas y maldiciones de los afectados, materiales empleados de pésima calidad y comisión de actos ilícitos.
Entre los numerosos carteles exhibidos en las marchas de la protesta española, había uno que me atrajo la atención donde se leía: Bulevar es robar.
Les pregunto a los sufridos y mártires peatones que transitan cayéndose y levantándose por esa vía crucis denominada Os-car R. Benavides ¿están de acuerdo que bulevar es robar?
Yo no sé si sea así, pero es evidente que se trata de un regalo de los dioses, que muchos se lo quieren apropiar sin repartirlo con nadie, y para conseguirlo piensan así: “A ese bulevar me lo voy a llevar, aunque tenga que robar, y no tener nada que dar, a nadie en particular, y con los bolsillos llenos poder fugar, largándome a otro lugar, donde no me puedan encontrar, aunque sea dentro de un muladar.
Para terminar, yo diría que es allí donde los pillos deberían estar.
Otrosí digo: El 01 de diciembre de 1955, cuando los ciudadanos afroamericanos reclamaban airados sus derechos civiles, una mujer negra que viajaba en autobús por las calles de Montgomery, se negó terminantemente a obedecer el chofer cuando le ordenó cediera su asiento a un blanco.
Tal valiente actitud determinó fuera encarcelada acusada de haber perturbado el orden público.
Ella era Rosa Louise Mc Camley, más conocida como Rosa Parks. Esta mujer y Mar-
tin Luther King, se convirtieron en los defensores que necesi-taba su comunidad, víctima de continuos abusos. Como tenía problemas para conseguir empleo, Rosa fue apoyada por el representante afroamericano John Conejers, con quien trabajó desde 1965 hasta 1988.
Cuando murió, el 24 de octubre del 2006 a los 92 años, para siempre recordarla, se colocaron cintas negras en cada asiento de los autobuses de la localidad de Montgomery.
Ante la prepotencia del chofer, Rosa Parks no dio su brazo a torcer, defendiendo con firmeza su derecho a ser respetada.

Una contundente demostración para todas las mujeres cómo deben enfrentarse cuando son maltratadas físicamente y se violan sus derechos civiles.




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