jueves, 12 de septiembre de 2013

EVOCACIÓN DE ¨QUITO RÍOS¨


Practicante insobornable del perfil bajo, austero y modestísimo en su estilo de vida, discreto y cauto por naturaleza propia y aficionado perseverante a la actividad deportiva, así   fue Guillermo Ríos Erquicia, conocido por todas las generaciones chinchanas como  ¨Quito Ríos¨.
Dentro de los deportes más  difundidos, fue el box el que atrajo más sus preferencias. Comentaba siempre que había visto su primera pelea en el antiguo Teatro Municipal de Chincha, aquella en la que Indalecio Oré, un moreno que oficiaba de chofer del  hacendado Carlos Carrillo Peña, mandó al hospital a un aventurero español con un poderoso jabb al plexo y de allí al cementerio, causando un imparable revuelo en la población. Quito no había cumplido los 10 años  de edad.
En su vida juvenil jugó al futbol en casi todos los  equipos que se organizaban en Chincha. Nunca negaba su participación a los dirigentes que conversaban con él para que reforzara su alineamiento en cualquier tarde futbolera. Su ubicación fue siempre en la línea de ¨backs¨, la defensa, y poseía un fortísimo ¨shot¨ con el que despejaba cualquier amago de peligro en el arco que defendía.
En sus años juveniles practicó también el basket-ball  y el atletismo y, según manifiesta Jorge Donayre Belaunde (el Cumpa) en uno de sus libros , no le fue ajena la lucha libre que lo condujo a tomar parte una sola  tarde en la vieja carpa del Manco Capac , en Lima, en la década del 30. Su predisposición a la amistad con la gente modesta lo llevó a enrolarse en las filas del club Alianza Lima y  allí formó parte de su reserva, sin embargo, es poco conocido que los directivos de esa época le dieron la oportunidad de jugar algunas tardes en la ¨primera¨ y por eso pudo alternar en el campo con Alejandro Villanueva, José María Lavalle, Adelfo Magallanes y algunos otros miembros de la mitología blanquiazul.
Estimulaba y ayudaba a los jóvenes que veía con singulares condiciones para la práctica boxística; por ello dirigió desde su modesta posición de aficionado los primeros pasos de Mauro Mina tocándole después ser árbitro de todas las peleas de fondo que protagonizó triunfalmente el vigoroso deportista chinchano hasta la noche de su despedida en los primeros años del 50.
Creyente y cristiano fervoroso era inclinado a la caridad pero con la más absoluta reserva;  buscaba siempre a los humildes y desposeídos para alcanzarles algún apoyo. Logró constituir  varios  cuadros de futbolistas infantiles, siendo el Deportivo Municipal el que destacó más en el ambiente provinciano. Hoy muchos  de los niños futbolistas de esos tiempos ya son abuelos y otros llegaron a convertirse en verdaderas figuras de los equipos limeños y aún de la selección nacional.
Al morir, el primer día de septiembre del año 2000, se había convertido en el vecino  más antiguo de la calle Grau,  pues con su familia llegaron a vivir a esa calle en el año 1920.                        
Fue de buen corazón, desinteresado y filántropo  en la medida en que sus posibilidades se lo permitían. Nunca causó daño a nadie. Este, 17 de septiembre del 2013 habría cumplido 100 años de edad. Paz en su tumba.                           

José Pérez Ríos

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