A diario y por diversos medios, llega
a nuestro conocimiento que no se fomenta una cultura de buena atención a la
salud y sobre todo al cuidado que se debe tener al consumir agua de calidad sin
contaminaciones que puedan afectar al organismo con infecciones que lo
maltraten.
Las recomendaciones que se hacen en
torno a hacer discurrir el agua limpia no es escuchada por la numerosa
población desde su partida de las lagunas hasta el procesamiento que se hacen
en la atarjea, donde se debe tener especial cuidado en el tratamiento
–aplicarle el cloro- y convertirla en potable, apta para el consumo humano.
El agua que dejan soltar desde la
lagunas, se dirigen por los ríos y las acequias, para ser captada por la empresa
prestadora de servicio para luego
purificarlas; pero en el camino muchos agricultores y ganaderos no tienen el
especial cuidado en hacerla correr con pureza, pues en los ríos y las acequias
lavan ropa sucia, introducen a su ganado o canes y éstos animales hasta se
orinan dejando infectada el agua. Otros niños o personas adultas se bañan en
los ríos o acequias dejando impurezas en esas aguas, agregando a ello que hasta
hacen sus necesidades fisiológicas.
Bien es cierto que al llegar a la
atarjea es procesada; pero en el caso de Chincha, se ha podido observar que no
se tiene el debido cuidado al convertirla en pura porque al procesarla tal vez
no le aplican el porcentaje de cloro que se requiere, porque se ha observado
larvas y desechos cuando en los domicilios se abren los caños.
A ese problema se agrega el descuido
del personal de la empresa prestadora del servicio de agua, que no controla su
flujo dejando introducir directamente a los tubos troncales, el agua de avenida
sin purificarla por ello se observa en los caños, el agua con tierra que las
madres de familias tienen que hacerla correr, arrojarlas a los desagües por que
no se puede utilizar para la alimentación hasta que quede clara.
Todos estos problemas son materia de
reflexión y de propiciar una cultura a la limpieza por el bien de la salud, por
ello debemos cuidar de no contaminar el agua que discurre a la atarjea y
también a los caños; todo se puede controlar, haciendo la fiel promesa y con
responsabilidad que no debemos contaminar el agua para proteger nuestra salud.
(Por: Valeria Chávez, Adriana Quispe,
María Claudia Muchaypiña, Ellen Aquije, Max Ramos, Serggio Mendoza, Andrés
Paucar y Leandro Figueroa) Estudiantes del 4to año de secundaria “A” del I.E.P.
Reyna del Santísimo Rosario.
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