Con bastante alegría y regocijo
celebramos los cristianos la fiesta del nacimiento de Jesús nuestro Salvador,
el hijo de Dios. Después de varios siglos de anunciada su venida que mantuvo
firme la esperanza de salvación a través de muchas generaciones, se cumple la
promesa de Dios Padre, de enviar a su Hijo Único trayendo su mensaje de amor y
paz al mundo.
Un acontecimiento fundamental que de
hecho cambió el sentido de la historia. La buena noticia que trajo alegría para
todos los pueblos, sin distinción de raza ni color.
“Nos ha nacido un niño”, la alegría ha
llegado al mundo llenando de gracia a todas las familias, pues quiso la
providencia que este gran acontecimiento se diera en el seno de una familia:
Jesús, José y María; por eso es que en Navidad se hace manifiesta la alegría
familiar. En cada hogar en cada familia se acoge al niño Jesús, nace Dios para
bendecir su unidad su amor, su quehacer cotidiano, llenando los espacios de paz
y amor. Así la celebración del nacimiento del Niño Jesús se festeja en todo
lugar, volviendo una fiesta universal en
donde la alegría espontanea se desborda contagiante; todos participamos de esta
gran alegría.
La celebración de la Navidad propicia
una reflexión. ¿por qué celebramos la
Navidad cada año y nos preparamos de una manera especial para recibir a Jesús
en nuestro hogar? Cuando nace un hijo en la familia, la casa se llena de gozo,
con mucha razón, ahora que se trata de la celebración del nacimiento de nuestro
Salvador, hecho trascendental que sustenta nuestra fe y esperanza; somos
conscientes de su presencia, llena de alegría y amor el entorno de nuestras
familias, propicia un ambiente de calor especial para la reconciliación que
hemos de aprovechar para lograr la unidad familiar; así como inspira
sentimientos de caridad, para ponerlos al servicio y ayuda a los demás. Es pues
una fiesta extraordinaria que debemos revalorar los cristianos, darle el
verdadero sentido espiritual y familiar, dejando de lado la superficialidad, la
presuntuosidad y el carácter comercial, en los que caemos muchas veces.
La Navidad es una celebración
trascendental que llena todos los ámbitos, invitando a acoger el mensaje de
amor y paz que Jesús trae al mundo, por eso es propicia la ocasión para
procurar la reconciliación a nivel de comunidad, deponiendo aquellas actitudes
que por diversas circunstancias y afanes indujeron al enfrentamiento quebrando
la unidad entre los peruanos.
Redoblemos nuestros esfuerzos para
logar la unidad y la paz de nuestros pueblos.
Invocando la paz y la unidad,
expresamos nuestro saludo a todas las familias de Chincha, de nuestra región,
de nuestros comprovincianos que están dentro y fuera del país y aprovechando
las redes sociales, a las familias del mundo entero, deseándoles
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