Estamos notando con
cierta preocupación, como actualmente los organizadores y auspiciadores de los
llamados desfiles escolares, han desdibujado su verdadera significación, casos
jamás vistos en la historia chinchana, que en vez de considerar su debida
importancia, como de una Parada Escolar, una Marcha de los educandos o un desplazamiento
de estudiantes; donde se observa la marcialidad, la disciplina y la gallardía
de los desfilantes, más bien los han convertido en un verdadero pasacalle o
comparsa de disfraces.
Claro, que estas
situaciones tienen sus momentos propicios para realizarlas, pero no en un
auténtico desfile escolar; y, todavía se tiene el descaro de designar un jurado
especial para tales efectos, que a la postre no sabemos si se va a calificar
una pantomima o un concurso de danzas.
Como añoramos aquellos
tiempos, cuando se apreciaba un veraz desfile escolar, por cuanto primaba en
las instituciones educativas el severo curso de premilitar donde se impartía la
disciplina, el respeto y el orden en las marchas escolares, y no como ahora
donde aflora un paseo de bailarines vestidos de costosos y llamativos colores
que absolutamente tienen que ver en estas clases de eventos.
Asimismo se mira un bosque
de banderines que no marchan, sino que parece que van de pa-seo o prácticamente
una exhi-bición de tales objetos y, se ha llegado al extremo de la politiquería
aldeana de hacer participar en estos casos a instituciones sociales tales como
clubs de madres, vaso de leche y comedores populares que nada tienen que ver en
estas circunstancias, ya que para eso tienen sus fechas especiales para presentarse.
Es dable que perdure un
desfile escolar o militar, en significativas efemérides, que es lo que
verdaderamente quiere apre ciar el público asistente a estos acontecimientos y
no a otras clases de presentaciones.
La culpa de todo esto, lo tienen los
organizadores y auspiciadores que buscan el figuretismo barato que en vez de
presentar un auténtico desfile escolar más bien nos hacen apreciar un espectáculo
circense.
También desconocemos porque
algunos directores de prestigiosas instituciones educativas, permiten estas
situaciones, en desmedro de la modesta economía de los padres de familia;
porque según ellos manifiesten que si sus hijos no desfilan de tal manera
afectaran las notas de sus respectivas calificaciones.
Ojala que estas situaciones tomen nuevos
rumbos y se comprenda de una vez por todo, que el público asistente quiere
apreciar un desfile escolar y no una pantomima.
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