sábado, 6 de octubre de 2012

ARTICULO HISTORICO


EL ALMIRANTE Y LA BARONESA
La historia del Perú, tiene aún muchos aspectos desconocidos para el común de las personas, y es oportuno transcribir a Uds. Un episodio de la vida del Gran Almirante del Perú, don Miguel Grau Seminario, en homenaje a él y su tripulación heroica en el Gran Monitor “Huáscar”: La escritora española Emilia Serrano del Tornel, Baronesa de Wilson (1843-1922)… Granadina de nacimiento, como precoces inquietudes literarias, se traslada con su familia a Paris en 1857, donde toma contacto con personajes hispanoamericanos residentes en la capital francesa y con el apoyo de e-llos, publica “La Revista del Nuevo Mundo”. Entusiasta ad-miradora de Lamartine y Dumas, de quienes proclama discí-pula, la joven escritora decide conocer personalmente la realidad americana e inicia en 1869, el primero de tres viajes a nuestro continente en el cual residirá -principalmente en México, Cuba y el Perú- durante catorce años. Esta joven había recopilado abundante documentación bibliográfico, y publicaría sus trabajos como en el casa de Chile: “Perlas del Corazón” y en Perú entre 1876 y 1879 funda el “Semanario del Pacifico”, cuyo primer número apareció en Mayo de 1879 (Mariano Felipe Paz Soldán), agregaría a sus publicaciones entre otras “El Camino de la Cruz”, “Los Pordioseros de Frac”, “El Mundo literario Americano”, “escritores contemporáneo” y “América en fin de siglo” y es en este último que relata la forma de haber conocido a Miguel Grau, en 1879,  y como recogió sus apuntes sobre el particular, “trazados bajo el influjo de las primer impresiones, con imparcial criterio, hijo de un espíritu independiente”. “En Lima en una apacible mañana y en risueña quinta – dice Emilia Serrano Tornel – conocimos al marino caballeroso que hoy es héroe inmortal. Habiasele convidado a un almuerzo de despedida en la víspera para aquella expedición postrera, que formaba el segundo periodo en la famosísima campaña durante la cual el Huáscar y su comandante lograron fijar la atención de ambos mundos, y en verdad que el monitor peruano estuvo tan estrechamente unido con Grau en glorias y hazañas, tan identificados ambos, que no sabríamos desligarlos, ni fuera posible hablar del abnegado y singular patricio, sin poner en relieve la nave teatro de sus triunfos y tumba de nobilísimas aspiraciones”. “Tenía Miguel Grau varonil figura -prosigue la Baronesa-; dulce afabilidad en el semblante; cutis tostado por el sol de los trópicos y curtido por las salobres brisas, que desde muy niño habíanle acariciado. La estatura pasaba de mediana; la complexión robusta y vigorosa, propia para hacer frente a los peligros y vencerlas con titánica entereza. La frente era alta y espaciosa como forjada para ceñir laureles. Los ojos negros, hermosos y rasgados, traducían el valor indomable, la serena intrepidez del hombre resuelto a sacrificar su vida en defensa de los sagrados intereses patrios. Avasallaba el marino con su trato cortes y delicado, por la franca expansión de su carácter, por el ardiente y noble bélico”.
“El temible adversario en el combate señala Emilia Serrano, demostraba en la victoria toda la magnanimidad encarnada en su gran corazón, elevado y generoso. Aseguran sus más íntimos que la modestia de Grau llegaba a la exageración, hasta el punto de negarse todo mérito en los culminantes servicios hechos a su patria, sorprendiéndose de que hubieran alcanzado resonancia y avergonzándose de las ovaciones, que, según él; eran inmerecidas”. “Jamás olvidaremos la despedida del marino -prosigue en su relato-, después de algunas horas de íntimo cambio de ideas y de sublime esperanza:
- Hasta la vuelta exclamaron todos, y que sea pronto.
- Adios, le dijimos, asaltados por vago y triste presentimiento.
- Hasta la vista, nos respondió conmovido.
- Ojalá que el Huáscar sea tan afortunado como en la anterior expedición:
- ¡Quién sabe!, contestó pensativo; mi barco sufrió mucho en su combate con la Esmeralda; hubiera sido preciso reparar algunas averías y limpiar los fondos; por ahora no hay que pensar en ellos; ya veremos más adelante.
- Con usted va la victoria.
Y si nos abandona, moriremos, repuso con espartano estoicismo y se alejó de nosotros sonriéndose.
Como colofón diría la Baronesa, de Grau “aquel hombre era la encarnación del patriotismo. Era el verbo augusto de la guerra”.
Santiago Perona Miguel de Priego – DNI: 21787138
Fuentes: Guerra con Chile-Epi-sodios y personajes 1879-1885

0 comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.