miércoles, 28 de marzo de 2012


DIALOGANDO CON EL PUEBLO
Por: Juan Manuel Medina Cañas
La situación de la Calle Italia es un verdadero callejón sin salida
Se esta notando de una manera muy alarmante, cómo la calle Italia de la ciudad de Chincha Alta, actualmente el comercio ambulatorio prácticamente la han convertido no sólo en una zahurda, sinó en una verdadera bomba de tiempo sin que hasta la fecha, autoridad alguna haya tenido la suficiente entereza para solucionar favorablemente esta intrincada cuestión.
Esta situación se debe a muchos factores, ya que hubieron mediocres burgomaestres que lejos de cumplir con las exigencias del pueblo más bien lo defraudaron, con el fin de entornillarse en el sillón consistorial y cometieron una serie de errores garrafales, dejando que los vendedores ambulantes hicieran lo que les viniere en gana, con el desmedido prurito de tenerlos siempre en sus manos y así captar los votos de estos negociantes en las épocas electorales.
Para nadie es cosa del otro mundo, conocer que el meollo de esta problemática se debe a que el distrito de Pueblo Nuevo le ha creado un serio problema social a Chincha Alta con la proliferación de estos negociantes informales y la notoria inoperancia de algunos alcaldes provinciales que no supieron ajustarse bien los cinturones y permitir que se agigantara está situación.
Sino vayamos al grano. Acaso no es cierto que el comercio ambulatorio en esta localidad siempre ha existido pero ordenadamente, ya que se le facultaba expender sus productos en un espacio de 1.50 mts. de frontis y fondo y al promediar las 2.00 de la tarde, los comerciantes tenían que dejar libres y limpios los sitios que ocuparon; pero ante la explosión poblacional del distrito de Pueblo Nuevo, en su mayoría invadieron Chincha Alta , para ejercer la venta informal y así vemos como el 90% de estos revendedores son de raza andina, lo que trajo consigo que de la noche a la mañana se apoderaran de las principales calles adyacentes al Mercado de Abastos, llegándose al extremo de no solamente ocupar las calzadas o pistas, sinó las veredas y así construir sus propias viviendas en plena vía pública, sin que la autoridad edilicia de turno tomara carta en el asunto.
Tal como se puede apreciar con las calles Mariscal Sucre, Santos Nagaro, Nicolás de Piérola, Chachapoyas prácticamente clausuradas, hoy se pretende toponear las calles Italia, Caquetá, Andrés Rázuri y formar nuevas paraditas en las calles Callao, 28 de Julio, Mariscal Castilla y aún mismo en plena Plaza de Armas de esta ciudad, ante la incuria del personal de control y vigilancia que se hace de la vista gorda ante tantos desmanes, ya que permite el desorden y el caos en los sectores ya aludidos.
Cabe de perillas para que el Jefe inmediato emita un informe pormenorizado sobre el particular y ponga sobre el tapete la ineficacia y desidia de estos trabajadores y que el superior sabrá dirimir sobre esta situación.
Volviendo al tema central, si se pretende cerrar la calle Italia de esta ciudad, entonces se pregunta para que sirve el personal de control y vigilancia, ya que ha perdido el respeto y el principio de autoridad en la función encomendada y por más que haya reordenamiento y demarcaciones de puesto de venta todo sigue igual o peor que antes, ya que nadie acata las disposiciones municipales vigentes y además el comercio ambulatorio tiene el descaro de cerrar la vía en mención cuando se le da la gana prueba de ello es para Navidad, Año Nuevo y otras festividades.
Entonces es dable que el municipio local en uso de sus facultades debe hacer prevalecer el derecho de los demás y no seguir remunerando a tanta gente improductiva cuya labor deja mucho que desear, ya que ha perdido el coraje, el carácter y la decisión para afrontar el comercio ambulatorio en esta ciudad.
Seguiremos.
Edición miércoles 28

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