jueves, 15 de junio de 2017

Continúa las agresiones entre los escolares


Por: Oscar Velit Bailetti –
Especialista en Seguridad Ciudadana
Hay algunos jóvenes de las Instituciones Educativas que recurren frecuentemente a la agresión física violenta con poca o sin ninguna provocación. ¿Cuán grande es este problema? ¿Por qué sucede? ¿Que´ pueden hacer los padres para ayudar?.
Las peleas entre adolescentes se han convertido en una fuente de entretenimiento para algunos. Cada vez más, se provocan, se planean, se graban y se suben archivos a Internet para ser vistos públicamente. Una búsqueda reciente por Internet del término ‘‘pelea de adolescentes’ en el “Rincón del Box” revelo´ numerosas riñas entre adolescentes. Más y más, las niñas son los combatientes.
Ellos viven en un mundo en el que constantemente se alternan amistades y alianzas, se dan y reciben amenazas, se compite por el amor propio y se anhela la aceptación, todo esto negociado con un cerebro que todavía no ha madurado. Cuando adolescentes con niveles de problemas de agresión interpersonal forman parte de este mundo, el escenario está listo para las dificultades.  Los jóvenes, que con regularidad participan en este tipo de comportamiento físicamente agresivo, normalmente necesitan alguna forma de descargo de sus impulsos agresivos.
Para algunos, esto puede venir a través de escapes socialmente aceptables como los deportes de contacto tales son los casos del fútbol o las artes marciales.
Este mundo algunas veces violento de los adolescentes puede causar preocupación genuina en sus padres. Siempre tiene consecuencias negativas tener a un hijo o hija participando en un altercado físico, ya sea como víctima, victimizador
o coagresor. Con cada incidente sucesivo, las consecuencias se tornan potencialmente más dañinas, sin embargo, tanto como los padres pudieran desear intervenir y proteger a sus hijos; ellos saben que su influencia tiene y debe tener  límites.
A los padres de adolescentes que están experimentando niveles de comportamiento agresivo, se les urge eliminar o poner límites estrictos a estas actividades. Proporcionar salidas adecuadas en reuniones con los profesores.
Señores padres: Los problemas de ira y agresión se pueden corregir más fácilmente si se tratan en cuanto son detectados. Busque ayuda para su niño en cuanto el problema sea evidente. Una sola pelea física con un compañero o un enfado con un maestro no es inusual,  tenga presente que la cantidad abrumadora de estudiantes que tienen éxito en la escuela deben aprender cómo manejar su ira e impulsos agresivos. Esto es cierto aun en ambientes escolares difíciles.
Busque el consejo del psicólogo escolar o del profesional a cargo de servicios a los estudiantes, en cuanto usted comience a preocuparse. Una vez contactado, el profesional de la escuela puede trabajar en forma colaborativa con usted para tratar cualquier política de la escuela o deficiencias de procedimiento que puedan estar contribuyendo al problema, mientras que al mismo tiempo ayudan a su niño a desarrollar destrezas de comportamiento.


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