Por:
Oscar Velit Bailetti –
Especialista
en Seguridad Ciudadana
Hay algunos
jóvenes de las Instituciones Educativas que recurren frecuentemente a la
agresión física violenta con poca o sin ninguna provocación. ¿Cuán grande es
este problema? ¿Por qué sucede? ¿Que´ pueden hacer los padres para ayudar?.
Las peleas entre adolescentes se han convertido en una
fuente de entretenimiento para algunos. Cada vez más, se provocan, se planean,
se graban y se suben archivos a Internet para ser vistos públicamente. Una
búsqueda reciente por Internet del término ‘‘pelea de adolescentes’ en el
“Rincón del Box” revelo´ numerosas riñas entre adolescentes. Más y más, las
niñas son los combatientes.
Ellos viven en un mundo en el que constantemente se
alternan amistades y alianzas, se dan y reciben amenazas, se compite por el
amor propio y se anhela la aceptación, todo esto negociado con un cerebro que
todavía no ha madurado. Cuando adolescentes con niveles de problemas de
agresión interpersonal forman parte de este mundo, el escenario está listo para
las dificultades. Los jóvenes, que con
regularidad participan en este tipo de comportamiento físicamente agresivo,
normalmente necesitan alguna forma de descargo de sus impulsos agresivos.
Para algunos, esto puede venir a través de escapes
socialmente aceptables como los deportes de contacto tales son los casos del
fútbol o las artes marciales.
Este mundo algunas veces violento de los adolescentes
puede causar preocupación genuina en sus padres. Siempre tiene
consecuencias negativas tener a un hijo o hija participando en un altercado
físico, ya sea como víctima, victimizador
o coagresor. Con
cada incidente sucesivo, las consecuencias se tornan potencialmente más dañinas,
sin embargo, tanto como los padres pudieran desear intervenir y proteger a sus
hijos; ellos saben que su influencia tiene y debe tener límites.
A los padres de adolescentes que están experimentando
niveles de comportamiento agresivo, se les urge eliminar o poner límites
estrictos a estas actividades. Proporcionar salidas adecuadas en reuniones con
los profesores.
Señores padres: Los problemas de ira y agresión se
pueden corregir más fácilmente si se tratan en cuanto son detectados. Busque
ayuda para su niño en cuanto el problema sea evidente. Una sola pelea física
con un compañero o un enfado con un maestro no es inusual, tenga presente que la cantidad abrumadora de
estudiantes que tienen éxito en la escuela deben aprender cómo manejar su ira e
impulsos agresivos. Esto es cierto aun en ambientes escolares difíciles.
Busque el consejo del psicólogo escolar o del
profesional a cargo de servicios a los estudiantes, en cuanto usted comience a
preocuparse. Una vez contactado, el profesional de la escuela puede trabajar en
forma colaborativa con usted para tratar cualquier política de la escuela o
deficiencias de procedimiento que puedan estar contribuyendo al problema, mientras
que al mismo tiempo ayudan a su niño a desarrollar destrezas de comportamiento.
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