viernes, 17 de febrero de 2017

La erradicación del comercio ambulatorio

Por: Juan Manuel Medina Cañas
Indudablemente que la erradicación definitiva del comercio ambulatorio, apostado en las veredas y aceras  de las principales vías, adyacentes del Mercado Abasto de la ciudad de Chincha Alta, ha merecido el más plausible reconocimiento por parte de los tranquilos vecinos de esta localidad.
Claro que con esta acertada decisión del actual burgomaestre de la comuna Chinchana,  que contó con el valioso apoyo de las distintas instituciones de esta jurisdicción; se sentó un hito fidedigno de que los resultados salgan bien, cuando se determina en forma unida y decidida por el desarrollo de un pueblo.
Así termina una negra historia, que alcalde que más le convenían defender sus propios intereses, que velar por el progreso de una comunidad permitieron que los vendedores informales se apoderaran indiscriminadamente de las principales calles, tales como Mariscal Oscar R. Benavides, Túpac Amaru, Arica, Callao Mariscal Castilla Faustino Sánchez Carrión, Mariscal Sucre Nicolás de Piérola, Caquetá, Chachapoyas, Andrés Razuri, Italia, Santos Nagaro, y aún la misma plaza de Armas de la Capital de la cordialidad.
 A raíz de esta imprescindible supresión, ha quedado demostrado muchas cuestiones, entre ellas las ventas y traspasos, los alquileres o arriendos de los puestos de ventas al mejor postor, por parte de algunos malos comerciantes que efectuaban estas maniobras como si fueran de su propiedad a espalda del municipio local, que muchas veces ignora estos procedimientos.
Acaso no es cierto que estos negociantes estuvieron apostados en dicho lugar por casi medio siglo perturbando de esta manera el tránsito peatonal como vehicular.
   Acaso no es cierto que mucho de ellos actualmente sean propietarios de prósperas tiendas comerciales en los alrededores.
Acaso no es cierto, que algunos de ellos son amos de establecimiento prestigiosas galerías comerciales ubicadas en lugares estratégicos.
Acaso no es cierto que alguno de ellos sea dueño de envidiables viviendas ubicadas en los mencionados lugares.
Por eso se hizo necesario que el alcalde actual decidió dar fiel cumplimiento a una ordenanza que tiene rango de ley, sentando el principio de autoridad para tales fines.
Ante tal estado de cosas, se siembra un presidente para que los astutos personajes cuando pretendan ocupar el sillón consistorial piensen muy bien lo que van hacer porque en muchas oportunidades en épocas electoreras, engatusan a los incautos vecinos con promesa que nunca llegaran a cumplir.
Actualmente hay tantos demagogos que cuando llegan a ocupar un alto cargo en la administración pública más se dedican en amasar fortuna en vez de dar soluciones los múl-tiples problemas que agobian al pueblo.


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