Estamos a pocas horas de recordar el nacimiento de Jesús, el salvador del mundo, fecha que nos trae el mensaje de paz y amor y que motiva la alegría de los pueblos, sin distinciones, fecha que estimula los corazones, las mentes, induciendo muchas veces al cambio para obrar bien.
La celebración de la Navidad propicia una reflexión, la
de incentivar la unión entre los miembros de la familia y comunidad que están
divididas por simples desavenencias; debe ser este acontecimiento una llegada
fortificante para la salud espiritual de todos porque siempre motiva la
reconciliación en el entorno familiar y de la sociedad entera.
Es esta fiesta que debemos revalorar los católicos, se
le debe dar el verdadero sentido espiritual y familiar, dejando de lado la
superficialidad, la presuntuosidad y el carácter comercial, en los que caemos
muchas veces.
¡Feliz Navidad!






0 comentarios:
Publicar un comentario