Se dice que la vocal que más abunda en el idioma alemán
es la "a", en el francés la "e", en el italiano la
"i", en el español la "o", y en el ruso la "u".
El lingüista García de Diego decía, en lo referente a
esta especie de filosofía filológica de las vocales, que las últimas
estadísticas habían demostrado que la letra "a" era el símbolo de la
extensión y de la claridad; la "e" de la expresión y de la alegría;
la "i" del canto y de la agudeza; la "o" de la resonancia y
de la profundidad; y la "u" de la tristeza y de la depresión.
Rimbaud, el genial poeta francés, se atreve inclusive a
colorear a las vocales. La "a" es blanca; la "e" es
amarilla; la "i" roja; la "o" verde, y la "u"
azul.
A propósito de las vocales, hay una anécdota famosa y
popular y que tiene más que una base lingüística, una alegre y graciosa
sustancia filológica. Dice así: el gallo alemán hace "kakaraká"; el
gallo francés dice "quequerequé"; el gallo italiano canta
"quiquiriquí"; el gallo español habla "cocorocó", y el
gallo ruso murmura "cucurucú".
En cambio, el gallo norteamericano dice: "doodlo
do do", y finalmente el gallo inglés saluda "how do you do", a
la vez que da la patita derecha. Como se podría apreciar, el gallo mejor parado
y el más cortés es el gallo británico pero también sería el gallo más soso, por
no emplear otro adjetivo subido de tono y que comenzaría con la consonante
"c" seguida de la vocal "o" .
No se olviden: el primer sonido que pronuncia el varón
al nacer es "a", la mujer al parecer prefiere la "e", que
precisamente vienen a ser las primeras letras de nuestros primeros padres: Adán
y Eva.
Fuente: L.L.H./D.P.
Por: Juan Yataco
Carbajal
(Docente
Universitario)
DNI.21810657







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