Por Oscar Velit Bailetti
La pérdida de un sacerdote es un momento de
profundo dolor para la comunidad religiosa a la que pertenecía. Momentos
difíciles de encontrar las palabras adecuadas para recordar y honrar su vida y
su legado. Olvidado ya por muchos Para quienes compartimos de cerca con El,
toca agradecer y darle gracias por llevar la luz de la fe a nuestras vidas y
por ser un ejemplo de amor y compasión para todos nosotros por su dedicación y
entrega a nuestra comunidad nunca, serán olvidadas. Siempre vivirás en nuestros
corazones. Aunque tu partida nos dejó muy triste, sabemos que ahora estas en un
lugar mejor, en la presencia de Dios. Tu ausencia física es dolorosa, pero tu espíritu seguirá guiándonos
y protegiéndonos desde el cielo.
Descansa en paz
querido sacerdote. Tu labor en la tierra ha, sido cumplida, pero tu recuerdo
perdurará por siempre. Hoy nos despedimos de ti con el corazón lleno de
gratitud y amor. Que tu alma haya encontrado la paz eterna en la presencia de
Dios.
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