Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
El reciente
abandono de un bebé recién nacido en Tultitlán, Estado de México, ha
conmocionado a la sociedad mexicana. El 11 de febrero de 2025, Lucio
"N", un joven de 18 años, fue captado por cámaras de seguridad
dejando a su hijo, aún con la placenta, dentro de una bolsa de plástico en la
vía pública. Este acto, realizado en complicidad con la madre del infante,
Diana "N", de 21 años, refleja una alarmante deshumanización y una
cadena de decisiones erróneas que ponen en entredicho los valores fundamentales
de nuestra sociedad.
Las
investigaciones revelaron que este acto no fue producto de un impulso
momentáneo, sino el resultado de una planificación deliberada. Conversaciones
de WhatsApp entre Lucio y Diana muestran cómo ambos discutieron y acordaron
deshacerse del bebé. En uno de los mensajes, Diana sugiere: "Tíralo en
algún canal", a lo que Lucio responde: "Ahorita que vaya para la casa
lo tiro y no lo volverás a ver". Estas frías y calculadas palabras
evidencian una alarmante falta de empatía y responsabilidad por parte de ambos
progenitores. Por declaraciones de algunos vecinos, se conocía que esta pareja
que ya tenían varios meses viviendo juntos, estaba embarazada, entonces, la
pregunta que salta es, como se atrevieron a dejar que la gestación avanzara
tanto, como para que el vientre de Diana, diera a conocer su estado de
gravidez, y sin reparo, se les ocurriera la idea de provocarse un aborto.
Este caso no
solo expone la crueldad individual, sino también las deficiencias en nuestro
tejido social y educativo. La falta de educación sexual integral y el escaso
acceso a métodos anticonceptivos contribuyen a embarazos no deseados,
especialmente entre jóvenes. Además, la ausencia de redes de apoyo y
orientación para futuros padres en situaciones vulnerables agrava la
problemática, llevando a decisiones tan extremas como el abandono de un recién
nacido.
Afortunadamente,
la comunidad mostró una cara más humana. Vecinos alertados por el llanto del
bebé actuaron rápidamente, notificando a las autoridades y asegurando que el
infante recibiera atención médica oportuna. Actualmente, el bebé se encuentra
estable, gracias a la pronta intervención ciudadana. La abuela paterna, quién
ha fungido un papel relevante, ha ya externado que desea justicia para su nieto
y poder cuidarlo. Ella misma entregó al padre a las autoridades. Necesitamos
más padres como estos. Diana y Lucio ya se encuentran bajo la custodia de las
autoridades y tendremos que esperar a ver por qué delitos se les imputará una
condena ya que este hecho ser imputado por el delito de tentativa de homicidio
calificado, de acuerdo con el artículo 241 del Código Penal del Estado de
México, el cual se castiga con penas que van desde los 40 y los 70 años de
prisión y 700 y hasta 5 mil días de salario mínimo lo que equivaldría hasta
565, 700 pesos aproximadamente.
Este lamentable
suceso debe servir como un llamado urgente a reforzar la educación en valores y
responsabilidad, así como a implementar políticas públicas que brinden apoyo
efectivo a jóvenes en situaciones de vulnerabilidad. No podemos permitir que la
indiferencia y la deshumanización se normalicen en nuestra sociedad. Es
imperativo fomentar una cultura de empatía, apoyo y responsabilidad compartida
para prevenir tragedias como la ocurrida en Tultitlán.
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