Autor: Hugo Medrano Medina Post-mortem
Hoy te traigo escondido en el pecho,
un hermoso manojo
de rosas,
y en el alma,
diademas preciosas,
enmarcadas con
cantos de gloria.
Y en mis manos
alzadas al cielo,
un puñado de
polvo de estrellas,
convertido en
historias tan bellas,
que oculto en mi
corazón, yo guardo.
Esta ofrenda, que
brota callada,
como himno
elevado a los confines,
es también,
alerta de clarines,
a la sórdida idea
de la inopia.
Te amo erguida,
igual a tus palmeras,
sutil oasis de
mis travesuras,
arcón secreto a
mis aventuras,
en idílicas
noches de ensueños.
Te amo así, pues
tú divina esencia,
penetró en mi
sangre adolescente,
llenando mis
venas dulcemente,
del virus tenaz
de la querencia.
Así te llevo en
mi ¡Amada Chincha!
palabra santa,
emoción que reta,
recibe mi oración
como poeta,
y el orgullo
ancestral, como tu hijo.
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