Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
La primera semana de Claudia Sheinbaum como presidenta de México ha
estado marcada por una serie de decisiones y mensajes que dan pistas sobre lo
que podría ser su administración. Sus primeras mañaneras, una de las
tradiciones heredadas de su antecesor, muestran que, aunque la forma parece
seguir una línea de continuidad, el contenido apunta a un estilo propio que
busca diferenciarse y dejar claro su enfoque de gobierno.
Un estilo de comunicación propio
El primer cambio evidente ha sido en el tono y la estructura de las
conferencias matutinas. A diferencia de las largas disertaciones y estilo de
diálogo extenso de su predecesor, Sheinbaum ha optado por un formato más
conciso. Sus intervenciones iniciales son más breves y enfocadas, y busca que las
preguntas de los reporteros se respondan de manera más puntual, sin extenderse
innecesariamente. Al parecer, Sheinbaum quiere transmitir una imagen de
eficiencia y claridad.
Sin embargo, esto ha sido recibido con una mezcla de aprobación y
crítica. Algunos sectores valoran su pragmatismo, mientras que otros sienten
que esta estructura limita el contacto más cercano y el intercambio abierto con
la prensa. ¿Es un ajuste hacia una mayor profesionalización del ejercicio de la
comunicación, o simplemente una táctica para evitar confrontaciones? La
respuesta dependerá de cómo evolucione este formato en las próximas semanas.
Las propuestas de los primeros días: continuidad con ajustes
En cuanto a propuestas concretas, Sheinbaum ha lanzado algunas
iniciativas que reafirman su compromiso con los sectores más vulnerables, una
de las promesas centrales de su campaña. En estos primeros cinco días, destacó
su intención de fortalecer los programas de bienestar social, expandir las
becas a estudiantes de bajos recursos y aumentar el presupuesto para el sector
salud. Un punto relevante fue el anuncio de la creación de nuevas unidades
móviles de salud en comunidades rurales, lo cual busca cerrar la brecha de
atención médica en zonas aisladas.
También tocó un tema sensible: la reforma energética. En su primer
acercamiento al tema, Sheinbaum se mostró firme en la necesidad de revisar los
contratos con empresas privadas en el sector energético para asegurar la
“soberanía nacional”, pero se ha notado una postura más conciliadora en
comparación con la retórica confrontativa de su antecesor. En lugar de
declaraciones polémicas, ofreció una agenda de revisión en consenso con
empresarios y actores internacionales. Este enfoque más moderado podría indicar
un cambio significativo en la manera de
negociar y manejar temas delicados para atraer inversión extranjera.
El reto de la seguridad: la ausencia de un plan claro
Sin embargo, no todo ha sido claridad y propuestas sólidas. La gran
ausente en esta primera semana ha sido la estrategia de seguridad. En su
primera conferencia, Sheinbaum mencionó de manera general la necesidad de
combatir la violencia, pero evitó profundizar en detalles o mencionar cambios
significativos respecto a la Guardia Nacional, la militarización y la
inseguridad en estados críticos como Michoacán o Guerrero.
Este vacío de propuestas concretas genera incertidumbre, ya que la
seguridad fue uno de los temas más polémicos del sexenio anterior y que más
dividió a la opinión pública. La expectativa es alta y, si no aborda pronto
esta situación con un plan integral, podría debilitar su imagen de liderazgo
firme.
¿Un nuevo rumbo o la continuidad de la 4T?
La gran pregunta en el aire es si Sheinbaum se mantendrá como una
extensión de la administración anterior o si marcará un nuevo rumbo. Hasta
ahora, sus propuestas parecen estar en un punto intermedio: mantiene el enfoque
social y la retórica de soberanía, pero con ajustes que la muestran como una
líder más abierta al diálogo y menos polarizante.
Esta primera semana de gobierno ha dejado claro que Sheinbaum intentará
equilibrar la continuidad con un nuevo tono de conciliación. Pero todavía falta
ver cómo manejará las crisis que inevitablemente se presentarán y si podrá
implementar cambios que dejen una huella propia en la historia del país. Por
ahora, el balance es positivo, pero la verdadera prueba será la capacidad de
convertir sus palabras en acciones concretas y sostenibles.
Si la primera semana es un indicio, se percibe una administración que
apuesta por la estabilidad, la moderación y la búsqueda de consenso. Pero la
estabilidad no siempre garantiza resultados. ¿Podrá Claudia Sheinbaum
capitalizar este estilo más sosegado para gobernar de manera eficaz o caerá en
el riesgo de parecer indecisa frente a los desafíos más complejos? Solo el
tiempo dirá si su administración marca una evolución genuina o si queda
atrapada en la sombra de su predecesor.
Comentarios: draclaudiaviveroslorenzo@gmail.com
Sígame en mis redes:
Facebook: Claudia Viveros Lorenzo
X: @clauss77
Linkendl: Claudia Viveros Lorenzo.
0 comentarios:
Publicar un comentario