Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
Ser sustentable no es solamente saber separar la basura entre orgánica e
inorgánica, cuidar el agua y reutilizar. No. En estas épocas de crisis (que en
gran parte no queremos ver) ser sustentable es sí, interesarse por nuestro
planeta, pero entender que somos parte de un todo. De una naturaleza que nos
abraza y a la que no podemos dominar, sino entender y en la que debemos tener
una parte activa y de colaboración. Y además, tener claro, que como especie
social que somos, nos urge dejar el individualismo de lado y comprender que
interesarnos en el bien común nos llevará a poder seguir existiendo. Llevar esta
postura a nuestros entornos, propiciará que podamos motivar un cambio. Dicen
que no hay mejor maestro que el ejemplo y lo creo. El año pasado me tocó
conocer lo que la Capellanía Armada Mundial de la Paz está haciendo. Esta
organización no gubernamental es un movimiento de derechos humanos fundado en
2020, que empodera a la comunidad, facilitando oportunidades de liderazgo y
abogando por cambios con un impacto real.
Tiene como misión formar, asociar y acreditar planes de desarrollo
integral, así como la difusión y protección de los Derechos Humanos, a favor de
las familias vulnerables que se encuentren dentro de territorio nacional e
internacional en casos de emergencia y desastres naturales en conjunto de
secretarias, autoridades gubernamentales y organismos nacionales e
internacionales. Hablar de impacto, me parece realmente sobresaliente, pues
solo a través de éste, podremos motivar y avanzar a la mejora. Involucrándonos
y responsabilizándonos de lo que nos toque. No se trata de que uno solo quiera
resolver los problemas del mundo. Se trata de detectar con sensibilidad los
problemas que tenemos cerca y ponernos en real acción. Porque opinar y
quejarnos es fácil. Pero poner manos a la obra, quitarnos “la comida de la
boca, para ofrecérselo al prójimo” (es una metáfora, por favor entiéndala así),
eso, es lo realmente difícil. Empecemos por nosotros, dejemos de un lado el
tener y centrémonos el ser, construya desde una posición más ética y honesta
todo lo que esté en sus manos. Ayudar a los demás y marcar la diferencia en la
vida de otras personas, es una de las mejores formas de darle un sentido a tu
vida. Según las investigaciones, ayudar a los demás mejora tu sentido de
propósito e identidad, especialmente si has dejado de tener un rol que
definiría tu vida.
La solidaridad significa ayudar y apoyar al otro, se fundamenta en el
respeto y la empatía. Y lo mejor es que se puede practicar en cualquier
momento. Basta ya, de forzosamente querer una recompensa material a todo lo que
hagamos. Practiquemos la Eupatía (recuerda que le hablé al respecto en mi
columna de la primera semana de octubre de 2022, sino, lo invito a buscarla)
haga el bien por el simple placer de hacerlo.
Aventémonos un clavado a nuestro interior y reconstruyamos desde ahí. Si
hay parámetros que desaprender pongamos manos a la obra. Si necesita guía, le
cuento que la Capellanía cuenta en nuestro estado con un grupo liderado por la
Mtra. Martha Villegas, presidenta en nuestro estado, quien acompaña, motiva y da seguimiento a la obra de cualquier
interesado en ayudar, además siempre está atenta de salvaguardar los derechos
humanos de cualquier grupo vulnerable. Concienticemos a donde hemos llegado en
nuestro afán de obtener sin límites e identifiquemos las crisis cercanas y
tratemos de no repetirlas. Repito, un buen comienzo puede ser usted mismo. Todo
su entorno se lo va a agradecer.
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