Por: Alfredo Pachas
Todos los años en estos días nuestra ciudad vive momentos de
felicidad y regocijo. Los que pintamos canas o los de la “base seis” recordamos
con nostalgia y alegría a nuestro pueblo, nuestro barrio querido. Más aun los
que viven, estudian o trabajan fuera de chincha vuelven al lugar donde nacieron
a reencontrarse con los suyos: la familia, los amigos., los vecinos. Ese “olor
chinchano”.- la carapulcra y el rico frejol.- nos atrae. Nuestras vidas es así,
viajes, estudios, trabajo pero siempre añorando volver a casa, como un ave que
retorna a su nidal, a la tierra que nos vio nacer, correr, crecer. Aunque en
realidad nunca nos “fuimos”, nuestras remembranzas están aquí, nuestras
nostalgias, nuestras cuitas siempre nos esperan. Aunque estemos lejos de
nuestro pueblo nuestros recuerdos nunca quedaran en el olvido. Que felicidad
volver al barrio, a la casa grande para ver a los padres, abrazar a nuestros
hermanos, a los amigos de la infancia. Emociones que hasta “agua” por los ojos
nos hacen brotar. A veces, después de una larga ausencia nos volvemos a
encontrar y nos preguntamos: ¿Que fue de nuestras vidas, a donde se fueron? o
como diría Borges, la vida que pudo haber sido y no fue, pero lo que sí sabemos
es que nuestras añoranzas nunca se fueron.
Los años de infancia, correr por los pastos, caminar a pie
descalzo, los juegos de esa época, el “yo yo”, la cowboyada, el fulbito jugando
sin zapato en los campos de tierra con sus piedras que servían de arco, el yan
qe pó,, las canicas ,el trompo, O cuando nos bañábamos en “corito” .- cuanta
inocencia .- en las acequias de ñoco, pilpa, o acequia grande montados en un
tallo que nos servía de canoa o jugando en la orilla con las espumas o escarchas
en la arena Sin duda ,años memorables, bellos recuerdos,
ratos felices, momentos alegres, épocas lindas, periquetes
mágicos, días despreocupados, en suma una juventud fantástica. Pasear por el
pueblo era una delicia, ir a misa los domingos, flirtear a las chicas, sentarnos
en aquellas vetustas bancas de madera de la plaza de armas sosteniendo paliques
con la “gallada “ y contemplando la rotonda o mirando el viejo reloj grandote
colocado en el techo de la municipalidad. Pasear por las calles de adoquines de
“chincha cuadrada”, la calle principal, la calle santo domingo donde se
realizaban las ferias, la fábrica de Kola chinchana, la calle los ángeles lleno
de árboles de ficus, la bodega Alegranza, la calle principal, las pulperías, el
chino de la esquina, el cine municipal, el cine chincha o el Inca que nos
deleitaban con las películas mexicanas en blanco y negro. Pero todo cambia, la
modernidad avanza. Aquellos tiempos no volverán, las viejas acequias ya no
existen, las calles de adoquines ya no están, el viejo reloj luce oxidado en un
ambiente de la municipalidad, los personajes chinchanos de los años 70’ u 80’
como “ Paco”, “carpeta”, “jaya”, el “guaño” Tasayco Soto y tantos otros ya
moran en el empíreo. El mundo de ayer se extinguió, pero nada de lo que nos
ofrece la vida de ahora reemplazará los juegos divertidos de nuestra niñez, ni sustituirá
la inocencia de aquellos años vividos. Y, aunque estemos ausentes o lejanos.-
parafraseando a Benedetti.- mi pueblo añorado, mi chincha querida siempre
estará en nuestros recuerdos, jamás en el olvido porque nuestros corazones
nunca se fueron a otra parte y que lo sepa todo el mundo su nombre lo
llevaremos en nuestro pecho. Feliz aniversario mi “reina del sur”. A festejar chinchanos.
Gaudeamus (celebremos) pero sin excesos y que siga el bureo sin extralimitarnos.
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