Por: Ed.
Dr. Claudia Viveros Lorenzo
Tengo dos hijos, uno de 21 y otro de 17. Y sí soy
parte de la famosa generación “X”, esa generación que la ha tenido bastante
dificil, solventando y salvaguardando a todo y a todos. Nos ha tocado cargar y
lidiar con los traumas de las generaciones que tenemos arriba, y digerir e
intentar guiar en un mundo completamente opuesto al que nos tocó vivir, a las
nuevas generaciones. Nos defino como los verdaderos “Avengers” y a las pruebas
me remito. Obvio no somos perfectos, y como serlo, si nos criaron con pocos
recursos (emocionales y en algunos casos económicos) y nosotros mismos hemos tenido que lamernos y
curarnos las propias heridas, buscar ayuda, informarnos y repito comprender
tanto para arriba como para abajo. Siempre comprensivos con nuestros
antecesores y sucesores, pero duros, muy duros jueces y críticos de nuestras
acciones ante la vida del nuevo siglo.
Resumiendo creo que esta generación “X” se la ha
pasado cuidando. Y lo hemos hecho tanto que por eso se ha producido esa
generación de cristal a la que se le resuelve todo y se le ayuda en gran
medida. A la que no le ha hecho demasiado falta nada. Han tenido de sobra y sin
medida, pero más allá de lo material, han estado rebosantes de consideración.
Esa de la que nosotros fuimos escasos, esta generación la ha tenido de más.
Como madre, todavía me encuentro (por ejemplo) en grupos de whatsapp de la
escuela de mi hijo menor, (que es un nivel bachillerato, media superior) donde
leo papás que se arañan las vestiduras (en sentido metafórico claro) peleando
por puntajes para sus hijos, o haciendo señalamientos a docentes e institución
si osan colocar a algún alumno un gesto disciplinario, porque no aceptan que
nadie toque ni ligeramente a sus retoños. Y ojo, no estoy diciendo que deban
aceptar correctivos abusivos ni violentos, claro que no, pero si están
enfrascados, en que todo debe ser flexible, de excelente manera y dicho, para
que los chicos no se sientan lastimados ni obviamente no se vayan a traumar.
Por ello, los chicos de ahora, están tan alerta sobre
sus derechos, pero bien lejanos en tema de responsabilidades. No soportan la
frustración y no saben resolver problemas por si solos, imagínese que incluso
están poniendo la responsabilidad de solución a la Inteligencia Artificial. Y
obvio todo cae sobre nuestros hombros, porque pues a quien hay que señalarle el
error, a los papás de algodón que han tenido que luchar entre informarse, ir a terapia,
encausar vidas, padres, hijos, luchar en un mundo laboral voraz y cancerbero
que maquilla la esclavitud, mantenerse sanos, mental y físicamente y también
claro, ser altamente competitivo tanto social como económicamente.
Nosotros somos a los que nadie les puso el cinturón
de seguridad dentro del auto, ni se les habló se psicología positivista, ni de
los diferentes tipos de violencia. Somos a los que nadie cuidó en la forma en
que se dirigieron a nosotros, pero si nos exigieron ser cada vez mejor y aprovechar
todas las oportunidades para no quedarnos fracasados.
Incluso, fíjese, hasta los sociólogos nos trataron
con poca visibilidad al denominarnos X.
Obvio, los millenials, los centenials y todos los que
vienen tendrán en su momento su punto de vista y su posición ante el momento
que les tocará vivir, ojalá tengan las mismas agallas que nosotros.
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