Scooby
Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
“¡Yo pongo el aceite!”, fue el comentario que el
empresario Ricardo Salinas Pliego, hizo en twiteer, proponiendo el castigo para
el culpable del asesinato de Scooby. El cachorro de 7 meses, que fue masacrado (sí, masacrado, porque el
acto del que fue víctima fue una masacre), pues a “Sergio N” (presunto
culpable) se le ocurrió aventarlo dentro de un cazo con aceite hirviendo en el Estado de México.
Obviamente los comentarios a favor del comentario no
se hicieron esperar, reflejando la indignación de la sociedad ante este hecho
repugnable. El pecado de Scooby era andar en la calle, pero no era ni violento
ni molesto. Al contrario todos los que lo conocieron lo recuerdan como juguetón
y de buen carácter. Y no, querido lector, al rescatar la declaración del señor
Salinas, para comenzar este texto, no estoy motivando a la violencia. No. Lo
que sí, es tratar de demostrar, que a una gran mayoría, nos indigna ver a un
ser indefenso, violentado.
Se han tenido avances, en materia de violencia animal
en el aspecto legal:
1. En
Nuevo León, se dictó sentencia condenatoria a una persona (15 de Agosto 2019),
que arrojó carne con veneno al patio de una casa donde vivía una perrita de
nombre Dona. El hecho se grabó por las cámaras, lo cual se pudo tomar como
evidencia, lo que ayudó a que se dictará sentencia de cul-pabilidad, para la
persona que cometió el delito, siendo condenada a un mes, 25 días de prisión,
reposición del daño por 26 mil pesos, más el pago de terapia psicológica por
determinar;
2.
En Veracruz, un Juez de control, decretó prisión preventiva oficiosa en contra
del sujeto que mató a través del ahorcamiento a “viejito lindo” (6 de Agosto
2019), un perro, el cual vivió larga vida de sufrimiento. Esta ha sido la
primera vez en este estado, que se impone esta medida cautelar por el delito de
maltrato animal. Por este ilícito, el probable agresor, podría recibir una
sentencia privativa de la libertad de hasta cuatro años y una sanción
económica, de hasta 400 UMAS.
El caso de Scooby se viralizó, pues el hecho fue captado
en video, y claro que eso ayudó a que la presión fuera inmensa para que las
autoridades capturaran al autor de los hechos, el cual se encuentra ya en
prisión preventiva justificada, esperando la condena que a lo más será de 6
años de privación de la libertad, que muchos alegan es pequeña. Pero, cuantos
“Sergio N” andan por la calle, actuando igual frente a miles de animales
indefensos que buscan sobrevivir, porque son producto del descuido de esta
sociedad carente de humanidad, valores e inteligencia para poder resolver este
problema. Somos el segundo país en el mundo que alberga más perros en situación
de calle, luego de China, y el primero de Latinoamerica.
Actualmente, donde el discurso de odio está tan
latente y la violencia nos parece cosa cotidiana, hay que detenernos a ser
conscientes de cada detalle que a gritos mandan mensajes de reflexión y
urgencia por reencontrar nuestra humanidad. Basta ya, de tener esta conducta
salvaje e irracional con seres indefensos y ávidos de cariño. Qué mejor manera
de enseñar a nuestros pequeños, respeto, amor, solidaridad, que estar cerca de
un animalito.
Ninguno
es violento, ellos aprenden del entorno donde se mueven, y muchas veces su
conducta solo puede ser una respuesta a mal trato al que han sido expuestos.
Los animales, al igual que cualquiera de nosotros, tienen la voluntad de vivir
en armonía y de disfrutar la compañía de otro. Todos merecen respeto. Pero esta
vez me voy a enfocar en los de compañía,
a los que por alguna u otra razón hemos hecho domésticos.
No
podemos seguir teniendo esta actitud cruel, ante estos seres vulnerables que no
tienen por qué pagar nuestra neurosis. Nos asustamos de los tiroteos en EEUU,
criticamos a la gente que está explotando a la mínima provocación ante
problemas cotidianos, los cuales están siendo resueltos, con cuchillos y armas
de fuego, pero sinceramente, esto no es sorprendente, si nos detenemos a mirar,
como algunos, pueden tener amarrados bajo el sol o lluvia un animal, durante
años, dando de comer sobras y golpeándolos solo por aburrimiento. Si no puede
ayudar a los que están en la calle, empiece por tener uno correctamente en
casa.
Ser cruel con un animal, es el primer paso para ser
cruel con otro ser humano.
Adoro a los perros. Mi compañía siempre fue uno. He
tenido varios durante el transcurso de mi existencia, y todos me han dejado una
huella. He llegado a tener hasta ocho en un mismo tiempo, con la tremenda
responsabilidad de limpieza, salud, atención y amor que en su momento
necesitaron. Y me honra decir que a todos los eduqué con amor, que ninguno ha
sido violento. Creo firmemente, que ellos como los niños, son tu reflejo. Cada
vez hay más personas enfocadas en el tema, pero hacen falta muchas más.
Amar
a un animal es de las mejores experiencias que puede tener. No se la niegue,
verá que no se arrepentirá.
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