Andrés y Pedro
Por: Ed. Dr.
Claudia Viveros Lorenzo
El pasado 7 de
diciembre ha sido una fecha que seguramente el hermano pueblo peruano no
olvidará. Su presidente hasta ese día, Pedro Castillo se adelantó a una
votación de vacancia presidencial y anunció por la mañana en cadena nacional la
disolución del Congreso y la instauración de “un gobierno de emergencia
exepcional” que en otras palabras es: un golpe de estado.
Después de las
12 del día, las Fuerzas Armadas ya habían dado la espalda al Ejecutivo, la
Cámara lo había destituido y minutos después lo arrestaron. El descontento que
los peruanos tenían ante Castillo estuvo latente desde el primer día de su
elección, la cual ganó con artilugios izquierdistas bastante cuestionables,
enfundado en el personaje del maestro de pueblo, alejando de la opulencia, que
deseada darle a los más pobres lo que nunca han tenido, alejando el poder de
costumbres capitalistas, les suena
conocido el discurso?
No es sorprendente que su mandato haya tronado de esta forma, la inmadurez política
del país, han ido de mal en peor, seis presidentes en cuatro años, vacancia
tras vacancia, elecciones extraordinarias y un cuento de nunca acabar, porque
la corrupción está a flor de piel en todas las instancias, porque no hay
realmente una propuesta sólida y obvio, porque los electores acaban eligiendo
al menos peor, pidiéndole a Dios que todo salga mejor que con el anterior, pero
sin una propuesta de trabajo real. Por lo pronto la estafeta recayó en Dina
Boluarte.
El presidente de
México Andrés Manual López Obrador siempre ha estado muy interesado en la
política izquierdista sudamericana, se podría decir que es parte de una club
bastante controversial (conformado por José Pedro Castillo Terrones de Perú,
Alberto Ángel Fernández de Argentina, Miguel Díaz-Canel por Cuba, Iris Xiomara
Castro Sarmiento de Zelaya de Honduras, Daniel Ortega de Nicaragua Nicolás
Maduro de Venezuela) siempre ha manifestado apoyo sin tapujos a sus “amigos”
presidentes en situaciones vulnerables. No podemos olvidar el asilo político
(aunque se manejó diplomáticamente por razones humanitarias) se le brindó a Evo
Morales, ex presidente de Bolivia en 2019, porque según ellos, la vida de
Morales y su integridad corrían riesgo. Y como muchos recordarán por acá
tuvimos a Evo, usando escoltas y vehículos de estado mayor presidencial,
causando descontento a muchos.
Pero volvamos al
caso Perú. Andrés Manuel ni tardo ni perezoso, a hora y media de los sucesos,
lanzó apoyo a Castillo, lamentó los hechos y desconoció implícitamente a la
nueva mandataria y para que el combo fuera completo, dijo que todo lo que
pasaba se debía a una “falla de origen”, pero que había que respetar la
voluntad del pueblo y esta era la elección limpia de Castillo como su
presidente, responsabilizando a las elites económicas y políticas como
causantes de los hechos la cancillería
declaró en “pausa” las relaciones con Perú. Obviamente en el vecino país
rápidamente condenaron el injerismo de obrador en asuntos internos, pues
también como para coronar la postura, Andrés, hablo de asilo para Castillo,
(aunque este jamás lo pidió formalmente) pues al parecer la capa de salvador no
se la quita, demostrando lealtad al grupo de izquierda.
Mientras tanto
en Perú ya van en 20 el número de personas que han perdido la vida, los
disturbios en diversas regiones no paran, se habla de imposición de toque de queda
para fines de año, las escuelas han regresado al trabajo en línea. Lamentable
que vayan saliendo de los protocolos de pandemia, intentando estabilizarse de
nuevo, para rematar 2022 con estos sucesos. Ojalá puedan ellos mismos resolver,
porque no le toca a nadie más que a ellos lograrlo. Y Andrés… debería
concentrarse en lo que pasa en su casa que en la del vecino.
Comentarios:
draclaudiaviveroslorenzo@gmail.com
Sígame en mis
redes:
Facebook:
Claudia Viveros Lorenzo
Twitter:
@clauss77
Linkendl: Claudia
Viveros Lorenzo
0 comentarios:
Publicar un comentario