Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
Este año (igual que los anteriores, porque esto es una historia cíclica)
las lluvias no dieron tregua y ha desembocado en que cada vez más nuestras
calles estén en un deterioro desenfrenado.
Ya ni que más señalar sobre la situación de las inundaciones, somos un
Venecia temporal cada vez que cae un aguacero, en cuestión de minutos las
calles se ven rebasadas y todos nos ponemos en alerta sobre todas la
situaciones que esto nos acarrea.
Cuando el agua escurre, entonces viene el otro gran problemita: los
baches, por llamarlos de alguna manera, o los cráteres que se zanjan en algunas
calles y avenidas de la ciudad.
Como es bien conocido, el municipio corre a reparar lo más pronto posible
los lugares alto tránsito, pero pobre los que vivimos en lugares lejanos, en
zonas no tan “nice” ni tan cercanos al centro de la ciudad o la zona conurbada,
ahí la cosa se vuelve eterna. Porque incluso, cuando la reparación se llega a
dar, la hacen con material de tan mala calidad que no dura ni un suspiro.
Tengo cercanas varias historias de conocidos,
familiares, amigos, alumnos que han caído en alguno de estos hoyos y que han
sufrido percances no previstos con sus medios de transporte o hasta desembocado
algún accidente por frenar de golpe al tratar de esquivar o “volantear” como
reflejo rápido ante el encuentro de estas terribles honduras.
Qué estaremos pagando los jarochos con estas autoridades que se toman
muchas fotos bonitas y nos hacen creer que realmente les interesamos pero como
en algunas relaciones “tóxicas” todo queda en palabrería hueca, no hay
acciones. Como pueblo, cada día estamos más desilusionados, y no encontramos la
forma de exigir para ser bien escuchados, lo que nos hace seguir aguantando. No
se vale.
Hace pocos días estuve participando en un Foro Internacional, donde más
allá del tema a impartir, me hicieron preguntas sobre la ciudad de donde me
conectaba, obvio que conté todo lo lindo y expresé cuan orgullosa me siento de
ser veracruzana, 100% jarocha, pero mi subconsciente no pudo detenerse a
comentar a mi cabeza, sobre todo lo que no es tan lindo y como a veces parece
que a nadie le importa lo tremendamente importante que es históricamente y
culturalmente nuestro puerto. Cuan agraciados debemos sentirnos de vivir en un
lugar tan bello y con tanto para dar… y me sigo preguntando ¿por qué no lo
cuidamos como se debe? Y si, aquí hablo en plural, porque es un hecho que las
autoridades son responsables y nosotros otro tanto.
Mientras tanto no queda más que seguir circulando con el “Jesús en la
boca” pidiendo a Dios cada vez, que no nos toque la de malas de caer.
Comentarios: draclaudiaviveroslorenzo@gmail.com
Sígame en mis redes:
Facebook: Claudia Viveros Lorenzo
Twitter: @clauss77
Linkendl: Claudia Viveros Lorenzo.
0 comentarios:
Publicar un comentario