Por:Oscar Velit Bailetti.-
Especialista en Seguridad Ciudadana.
Prueba de ello es que conocer el ordenamiento
jurídico y las eventuales sanciones penales no ejerce una función inhibitoria
o disuasiva en la inmensa mayoría de las personas que padecen trastornos
mentales de naturaleza agresiva. A modo de ejemplo, podemos señalar que uno
de los trastornos que más asociados con el delito de femicidio es el “trastorno
paranoide de personalidad”. Los sujetos que padecen esta patología mental saben
que matar a una mujer constituye una conducta ilícita y sancionada penalmente.
Sin embargo, en la práctica este conocimiento es insuficiente para los efectos
de inhibir las tendencias hostiles y suspicaces que padecen los mismos, y por
consiguiente, para reprimir la inclinación que presentan para cometer actos
antisociales y/o ilícitos.
En la actualidad la mayoría de las teorías
criminológicas sostienen que la causa principal de la delincuencia juvenil es
la deserción escolar. Sin embargo, en nuestra opinión este fenómeno no es la
causa de la delincuencia juvenil. A nuestro parecer, la principal causa de
delincuencia juvenil son los trastornos mentales, los cuales suscitan como
consecuencia deserción escolar. A este respecto, es preciso señalar que
conforme a la literatura especializada las patologías mentales que se asocian
más a la deserción escolar son; el trastorno disocial, trastornos del
desarrollo psicológico, trastorno de ansiedad de separación, trastornos de
hipersensibilidad social en la infancia entre otros. Desafortunadamente,
dichos trastornos mentales, por lo general no son detectados tempranamente y/o
tratados de manera prolongada, lo cual genera como consecuencia que el niño
abandone el sistema escolar. Esto para evitar el rechazo y la discriminación.
Como es de conocimiento público, en Perú no existen
programas y políticas efectivas para evitar la delincuencia juvenil. Ello
obedece, en parte, a que no existen las condiciones materiales objetivas (recursos económicos) para dicho propósito,
factor que perpetúa el círculo de la delincuencia. Para algunas personas
afirmar que las enfermedades mentales generan delitos y conductas
antisociales constituye un mecanismo de estigmatización y exclusión social.
Al contrario de esta postura, consideramos que el ejercicio de distinguir a las
personas que presentan disposición psicológica vulnerable (trastorno mental)
constituye el primer paso para diseñar medidas prácticas y estrategias
terapéuticas destinadas a evitar la aparición de conductas antisociales e
ilícitos. Ello con el propósito de evitar el rechazo social y contribuir a la
integración social.
Para finalizar queremos destacar que discernir las
causas de la delincuencia no solo constituye un ejercicio teórico o
intelectual. Esta práctica (diagnóstico) es fundamental para los efectos de
diseñar políticas públicas efectivas destinadas a disminuir sustantivamente la
tasa porcentual de delincuencia.
He venido observando que la OPC, se queja de falta de
apoyo logístico, no cuentan con vehículos para apoyar a las BAPES. NO hay un
Plan efectivo de patrullaje sobre todo en horas “puntas” y de la noche. En la
esquina de las Calles Mariscal Castilla y Luis Massaro, hay peleas entre los
ciudadanos migrantes venezolanos y ahora argentinos. Se enfrentan con armas
blancas. Los venezo-lanos les cobran cupo a los ar-gentinos por vender y
limpiar parabrisas de los vehículos Y estos asaltan a los transeúntes en la
calle Callao. Y a su vez en la Prolongación Callao hacen el delivery de estupefacientes.
Ya no se hace operativos en las múltiples licorerías donde se vende en algún
licor adulterado.
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