martes, 11 de enero de 2022

HE SOÑADO CON EL DRAGON

 

Por Alfredo Pachas

Siempre lo recuerdo como una persona tenaz, indoblegable, persistente. Como dirían los japoneses: “Si te caes 7 veces, levántate 8 “. Ese ímpetu que le ponía a su labor era extraordinario. Amaba su trabajo y admiraba a los hombres que luchaban diariamente por el bienestar de su familia. Cierta vez en que desperté antes de que aparezca el alba alcancé oír decirle a un familiar. - que presuroso a la 5.00 a.m. se iba rumbo a su “chamba”. - “Esos hombres que se levantan de madrugada para para irse a su trabajo merecen mi respeto “. Razón no le faltaba. La gente laboriosa. - decía. - será siempre un paradigma, no porque gane mucho dinero, aunque podría ser importante, su motivación no debería ser eso, su motivación debe ser el desafío, el reto, la posibilidad de ir más allá, de hacer algo grande por la vida y vaya que lo logró. Como lo dijo cierta vez. - con ocasión de su cumpleaños. - un contemporáneo suyo: “Es un tronco de familia que su ejemplo difícilmente será igualado “. Hoy que han pasado 9 años de su partida lo he visto. - en mis imágenes. - fuerte como un roble, hercúleo, vigoroso como un zagal, duro como una roca, firme e impertérrito listo para la faena.  Como en: “La moraleja del dragón”, proverbio chino que solían contar sus antiguos habitantes para referirse a la constancia, resistencia y perseverancia de su gente. Su máxima decía: “Los pájaros vuelan, los peces nadan y los animales corren. El primero puede ser detenido por una flecha, el que nada por una red y el que corre por una trampa. Pero ahí está el dragón, vivo, presente, no se rinde, no se cansa, no se sabe cómo ha cabalgado ni como ha llegado al cielo ni como lo ha hecho, pero sigue allí…”. Hoy he soñado a mi padre lo he visto vivo, fuerte, robusto, hasta parecía. - lo digo con fiducia familiar. - un “viejito de 20”, no sé cómo ha galopado hasta el empíreo, pero está allí. En mi letargo lo he observado enjundioso, vigoroso, incansable, sin un ápice de astenia, indómito y con ganas de seguir bregando.

Hoy he visto a mi padre y puedo decir, sin lugar a dudas, que he visto al dragón.

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