Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
La palabra es
poderosa. Con ella podemos crear o destruir. A través de ésta podemos parir
ideas que se conciben dentro de nuestra cabeza, llevarlas al comienzo de un
plan existencial. Hemos hablado con anterioridad de la importancia del buen
manejo del uso de la palabra. Pero hoy me gustaría ir más allá y sembrar la
reflexión sobre la importancia de no quedarnos con nada guardado.
Muchos usas el
silencio como una herramienta que incluso, también sirve de control. Pero más
allá de poder ayudarnos a manipular a alguien o a algo, el poder de la
transmisión, de moldear otros espacios de tiempo y forma a través de la emisión
de nuestras ideas es realmente fundamental. Sobre todo, es imprescindible en
estos tiempos, donde las imágenes, la iconografía o cualquier herramienta que
trata de ser una alternativa de nuestras propias vocalizaciones, van invadiendo
y hasta mermando el espíritu. El derecho a comunicarnos está presente a cada
instante y no debemos desdeñarlo, al contrario, este no puede ser privado a
nadie. Cuando podemos emitir y referenciar sobre algo, le estamos impregnando
también parte de nuestro ser. No podemos negar que nos hemos ido alejando y mal
entendiendo el poder de la comunicación. Incluso, por desgracia luego nos toca
ver, en algunas redes sociales a muchos que de forma muy ligera, entregan
mensajes al mundo, sin una pizca de responsabilidad y al hacerlo también, nos
demuestran por completo quienes son. No se trata de hablar por hablar, tampoco
es por ahí. Nuestra palabra debe ser cuidada, con esencia y cautela, pero no
frenada. Su función siempre debe estar de la mano de su nivel de coherencia con
el contexto en el que es emitida.
En estos tiempos
de tanta soledad y tiempo con nosotros mismos, podemos volver a tener
introspectivas sanas y formular de manera mucho más inteligente nuestros
mensajes. Quizá encontrar los mejores canales para que esas ideas salgan y
ayuden a materializar sueños en desarrollo a lo positivo. Cuando no dejamos que
las ideas salgan a la luz, nos volvemos un tanto bombas de tiempo, que pueden
estallar y acarrear aspectos negativos al llegar a un plano compartido.
En la evolución
de la raza humana, se ha logrado entender que el Homo sapiens, se distingue de
los demás por su sensibilidad para darse cuenta de la importancia de la
comunicación, de la buena, entendiendo que a través de ésta, podía hacer más
movimientos estratégicos en la búsqueda de poder tener los más altos niveles de
control, incluso más, que la propia fuerza dominante.
Al tratar de
comunicar, le sugiero que tome en consideración algunos factores vitales:
• El objetivo de su comunicación;
• El mensaje, desde su forma y fondo
• La audiencia, pues dependiendo del
conocimiento de ésta es como mejor diseñara el mensaje;
• Los canales, pues estos van a
garantizar que el mensaje va a llegar a donde queremos;
• El enfoque, el cual nos ayudará a
dimensionar como vamos a influenciar con nuestra comunicación.
Ojo, al exponer
nuestras ideas y al hacer que puedan ser absorbida por otros, estamos llevando
nuestras palabras a lo público, porque ya no solo te pertenece, ya, que por la
espera de trascender a otro plano, no debemos olvidar que la comunicación es
pieza clave y seguro de todo lo que te puedan bombardear con observaciones fuera de tono. Pero esto es lo de menos, lo
importante es que salga y compartirla para que exista.
Sea responsable
de todo lo que comunique. Entienda que es parte de nuestra esencia.
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