Instituto Nacional de Salud Mental precisa que el rol del cuidador acompañante es vital en el éxito de la reinserción y rehabilitación de los residentes
Un
total de 88 cuidadores de 11 hogares protegidos en Lima vienen siendo
preparados por especialistas del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) del
Ministerio de Salud (Minsa), a fin de que potencien sus capacidades para
contribuir con la mejora de la autonomía de las personas con discapacidad social
por trastorno mental grave o severo, adaptándolos al cambio por la pandemia de
COVID-19.
Al
respecto, la licenciada Jacqueline Valdivieso Haro, psicóloga de la Dirección
de Salud Colectiva del INSM, sostuvo que el rol de los cuidadores acompañantes
es clave en el éxito de la reinserción y rehabilitación de los usuarios de
hogares protegidos. Por tanto, los
especialistas del instituto dotarán de herramientas para fomentar habilidades,
así como para el trabajo articulado, de manera que puedan darse soporte como
una red de ayuda profesional que redundará en la calidad de vida de los
residentes.
Explicó
que el entrenamiento para el 2021 es de manera continua y tiene un alcance a
los cuidadores de los hogares protegidos de la Dirección de Redes Integradas de
Salud (Diris) Lima Sur, Norte y Este.
“Se
les capacitará en mejoramiento de la dinámica familiar, el estrés, la
discapacidad y el autocuidado. Además, para aprender a identificar señales de
alerta, manejo de emociones y situaciones críticas en tiempos de pandemia”,
resaltó.
Vivienda
digna para la reinserción social
En
el marco de la reforma de salud mental que enfoca el sistema de atención con
abordaje comunitario, la implementación de hogares protegidos representa una
medida hacia la desinstitucionalización de pacientes que por años estuvieron
internados en hospitales o en calidad de abandono social, reduciendo sus
posibilidades de reinserción social.
Actualmente,
el Perú cuenta con 41 hogares protegidos que brindan alojamiento, alimentación,
actividades de autocuidado, integración social comunitaria; actividades
socioeducativas y laborales, y recreativas, entre otras.
La
licenciada Valdivieso recalcó que de esta manera se aporta al proceso de
re-habilitación psicosocial de los pacientes, asegurando el derecho a una
vivienda digna, el fomento de las habilidades sociales, la autonomía y la
reintegración a la comunidad; como lo establecen la OMS, los tratados
internacionales y las normas legales.
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