DEBIDO A SU ALTA SENSIBILIDAD, ESTOS MENORES EXPERIMENTAN MIEDO Y PÁNICO ANTE EXPLOSIONES Y CAMBIOS EN SU ENTORNO DURANTE LAS FIESTAS DE FIN DE AÑO
Si
hace sufrir a alguien, no es divertido. Esto es lo que ocurre con los
pirotécnicos, cuyas explosiones atormentan al 95 % de niños con trastorno del
espectro autista (TEA), según refirió Julissa Castro, médico psiquiatra del
Hospital Víctor Larco Herrera del Ministerio de Salud (Minsa).
La
especialista sostuvo que la pirotecnia afecta especialmente a los niños con
condición del espectro autista porque tienen un funcionamiento cerebral muy
distinto al de otras personas, haciéndolos más sensibles a los sonidos que
perciben.
Los
estruendos les generan un alto nivel de ansiedad y estrés e incluso, pueden
causarles crisis, episodios en los que se ponen tensos, lloran, gritan, se
tapan los oídos desesperadamente y en algunos casos, pueden llegar a presentar
convulsiones.
De
igual manera, perciben rápidamente los cambios en su entorno, especialmente en
estas fechas en que las familias se reúnen y las casas se decoran, situaciones
que los desestabiliza.
Castro
recomendó planificar las celebraciones junto con los niños para reducir el
impacto de este tipo de festejos. "Por ejemplo, podemos incluirlos en el
arreglo y/o decoración de la casa tomando en cuenta sus opiniones y evitando
cualquier exceso visual o auditivo", refirió.
Sugirió celebrar las fiestas en casa ya que
cualquier pequeña modificación en su entorno les podría generar gran ansiedad,
peor aún si cambiamos de hogar. "También es válido ir mostrándoles con
videos o a través de películas cómo se celebran las fiestas navideñas, las
luces, la llegada de la medianoche", sostuvo.
A manera de respaldo, se les puede reservar
un ambiente de la casa con luz baja y donde no se cuelen los ruidos para que en
caso de que se muestren muy ansiosos o irritables, acudan a ese espacio para
sentirse seguros y puedan calmarse.
"Recuerden que quien acompañe al menor
debe ser una persona de su confianza, podría ser uno de los padres, un hermano,
el abuelo e incluso un cuidador que le trasmita serenidad y pueda utilizar
algunos recursos para distraer al menor sin perder la paciencia", indicó.
Pueden
resultar igual de útiles los audífonos que cubren todo el oído. A través de estos dispositivos, el niño puede
escuchar música relajante y sentirse mejor. Luego, es importante también
dedicar un tiempo exclusivo al niño, atendiendo a sus necesidades y emociones.
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