Por: Ed. Dr. Claudia
Viveros Lorenzo
Lady
Tacos de Canasta es una mujer Muxe, originaria de Oaxaca, quien lleva por
nombre Francisco Marve y saltó a la fama, desde la Marcha al Orgullo Gay en
2016, donde apareció vendiendo sus tacos, enfundada con el traje regional de su
estado. Vende todos los días, menos los domingos. De lunes a miércoles en la
zona sur de la Ciudad Universitaria y de jueves a sábado en el centro histórico
de la CDMX en la calle de Madero.
Francisco,
comienza a convertirse en un ícono de los vendedores ambulantes de la capital
del país, pues a través de sus redes sociales, son cada vez más las personas
que la siguen. Ha participado en
documentales de Netflix y más allá de la sabrosura de su producto, muchos
también la ubican por sus actos solidarios con gente en necesidad y por su
lucha y trabajo diario. Porque sí, si algo tiene Lady Tacos de Canasta es que
es un mujer transexual, que todos los días busca salir adelante de forma
honrada, con mucha visión empresarial y con gran sentido mercadológico.
El
pasado 20 de agosto, elementos de la policía auxiliar, intentaron quitarle su
bicicleta y enseres para la venta. Los transeúntes y vecinos del lugar la
auxiliaron, pero toda su comida quedó regada por el piso. Marve a través de sus
redes denunció el hecho y esto provocó la reacción inmediata del conglomerado
lo que hizo que los policías rápidamente fueran remitidos a su supervisión.
Esta no es la primera vez que es agredida; en el 2017, también vivió un momento
parecido.
Casos
como el de Lady Tacos de Canasta conocemos muchos. Arbitrariedades y abusos de
la autoridad a vendedores ambulantes, informales, a los que les arrancan o
destrozan su mercancía, son sonados, pero con poco seguimiento. La “autoridad”
se avala en la informalidad de éstos y la f alta de pago de impuestos de su actividad. La semana antepasada tuvimos el caso de la combi, donde hubo agravio en contra de un agresor, de un delincuente sin oficio,
que intentó arrebatar lo poco o mucho, que traían los pasajeros de este medio
colectivo de transporte, dentro del cual se topó con el hartazgo y fue objeto
de tremenda paliza, la cual fue registrada mediante video, este se viralizó y
polarizó posturas. El caso es que se habló de las acciones que se tomarían en
contra de los golpeadores por parte del ratero, de quien se dijo, tenía planes
de solicitar ayuda a Derechos Humanos.
En el
caso de la vendedora de tacos, también las autoridades entraron en acción,
Claudia Sheimbaum Pardo, jefa de gobierno de la CDMX y la subdirección de DDHH,
mostraron interés inmediato. Se le devolvió su bicicleta y se le pagó su
mercancía además de asignarle por fin, un lugar para vender donde ya no será
molestada, en la calle de Pino Suarez.
Esto
nos demuestra que las redes también pueden ser bien utilizadas y son medio de
presión válido para la resolución de algunas injusticias. Aunque en mi cabeza
no puedo callar las voces que me preguntan, ¿Por qué a Lady Tacos de Canasta le
quitan su bicicleta pero a Lozoya no pueden quitarle ni cinco pesos de los
millones que se robó? Y todos los demás videítos de los que estamos siendo
testigos en los últimos días donde también vemos abusos y clandestinidades más
fuertes que vender de forma ambulante sin pagar impuestos, ¿qué hacemos con
eso? ¿Ya nos olvidamos de Javidú? ¿El “complot” de René Bejarano se resuelve
solo con 170 mil de fianza y 8 meses en prisión y hacemos como que no pasó nada
y regresa a un puesto de gobierno, o sea le volvemos a dar trabajo pagado de
nuestros impuestos? ¿Y lo de Carlos Ímaz? Son tantos. ¿Por qué no sale alguna
instancia a acobijarnos? Mis voces internas no paran, porque las respuestas no
llegan.
País
surrealista.
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