Por Ed. Dr.
Claudia Viveros Lorenzo
Amor es amor. En cualquiera de sus manifestaciones. El amor no
señala ni juzga. No critica. Busca soluciones y las ofrece. Da felicidad. El
amor no tiene porque esconderse. ¿Para qué tendría que hacerlo? Si el amor da
plena felicidad. Y no es que tengamos que ir por la vida pregonando a quien
amamos o cuanto es que lo amamos. Pero tampoco tenemos que tenerlo en
tinieblas. El amor es respeto y voluntad. Decisión. Paz. En cualquiera de los
niveles. No solo el de pareja. Este es el mes del Pride LGTBQ+. Y creo
realmente, que no debería ser un mes. Sino todo el año. Es más pensándolo bien,
ni siquiera eso alcanzaría para reconocer el valor y el orgullo que las personas
que se consideran dentro de este movimiento tienen cada día de su existencia,
para luchar porque en este mundo (que es redondo, pero a su vez tan cuadrado)
logré entender, que todos, somos iguales y a la vez, distintos, pero que eso no
debe separarnos. Y cuando digo que todos somos iguales, es porque sí, todos por
el simple hecho de nacer, y respirar, y tener un lugar dentro de esta
humanidad, somos personas que tenemos los mismos derechos. Y a la vez, nadie es
igual a otro, ni los gemelos idénticos, y creo, que ni siquiera algún día lo
serán los clones, porque eso es lo maravilloso de cada uno de nosotros, que
somos distintos, un catálogo amplísimo de posibilidades, de manifestaciones, de
usos, de costumbres, de saberes, de posiciones, de entenderes, de forma de
amar, de desear, de sentir placer, de procesar, y gracias a esa inmensa
clasificación que puede resultar infinita, es que la vida es tan rica. Que
simple sería todo si fuéramos cortados por la misma tijera. Aburridísimo.
Pero Gracias a Dios no es así. Y ya sea como quiera usted llamar a
esa poderosa energía, que nos mueve, nos cuida, nos guía y nos hace seguir
creyendo que hay un mañana. Es que el catalogo existe y no podemos negarlo.
Entonces, porqué tenerle tanto miedo a lo que no consideramos “normal”. Por qué
querer seguir colgándonos de posturas jurásicas para tratar de dar cabida a
nuestros temores y nuestros huecos existenciales. Por qué no ser flexibles y
empáticos. Por qué no dar oportunidad a engrandecer nuestro contexto, dejando
que la gente se ame como pueda, pero que se ame. Que sea feliz, que se sienta
plena, dichosa, que pueda agradecer cada minuto de su existencia, sintiéndose
orgulloso de quien es.
Conozco un montón que pitorrea ser feliz, que va a la iglesia, que
hace miles de cosas para aparentar, pero que en el fondo son pollitos
asustados. Muchas veces controladores y hasta manipuladores, con un montón de
traumas, los cuales proyectan en los que los rodean y que, por desgracia, sino
logran estar preparados para lidiar con un ente de esa naturaleza, contaminan
terriblemente.
Cuánto tiempo más tendremos que esperar para aceptarnos tal cual,
sin querer cambiarnos y lo que es peor, dejando atrás la postura impositiva de:
si no es como yo lo quiero o pienso, pues no puede ser!
Mi respeto y aplauso de pie para toda la comunidad LGTBQ+, por su
valentía, por su transparencia, por sus inmensas ganas de vivir y ser feliz a
su manera, sin importarles el qué dirán. Por su forma de amar sin tapujos. Amor
del bueno es amor, y si algo lo podemos meter dentro de esa clasificación,
señores míos, simplemente es divino. Así que si tienes alguna forma de
denominarte, por tus preferencias sexuales, si eres, roca, papel o quimera. Si
te gusta el chocolate o la vainilla. Si eres lo que eres, pero te hace feliz
ser. Por favor, sigue dándonos esas
inmensas lecciones de vida a diario, al mundo le urgen.
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draclaudiaviveroslorenzo@gmail.com
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