Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
Ahora sí casi todos los días, lo que
veíamos lejano, estamos viviendo. Nos enteramos de gente que parte a otra
dimensión por culpa del COVID19. Personas mayores, personas con enfermedades
crónicas y sí, también, gente joven, sin ningún tipo de problema, la cual, sin
embargo, también han sido presa de este virus y no han podido librarle la
batalla. Y es que esto es un albur señores, nadie sabe como lo afrontará. Todo
depende del organismo de cada quien y de cuanto te cuides. Si seguían con la
cantaleta de que no existe, les platico que a mi pesar, conozco por lo menos
tres personas que ya, el maldito coronavirus, quito de mi lista de amigos. Y
estoy segura, trataron de cuidarse, solo que quizá su cuerpo no pudo resistir esta
enfermedad infecciosa. Y es difícil, entender y aceptar como alguien que pudo
estar bien, en cuestión de días se va y hay que seguir sin ella. La nueva
realidad se está activando y esto es un arma de dos filos. Todos queremos que
la cuarentena acabe ya, pero también tenemos miedo. Porque esta es una gran
prueba.
El virus sigue ahí. La pandemia no
ha terminado. El riesgo está presente en todos lados. Y no digo esto para
sembrar pánico. No por favor, no lo entienda de esta manera. Lo digo, para
tratar de crear conciencia y reforzar las medidas de precaución. La sana
distancia y el lavado de manos son básicos en esto.
Los centros comerciales están por
abrir de nuevo, la economía necesita reactivarse y es aunque usted no lo crea,
algo urgente, ya que si esto no pasa, pueden venirse catástrofes sociales
inimaginables. No podemos seguir sin empleo, sin ventas, sin dinero para
comprar lo indispensable para llevar un plato caliente a la mesa de nuestras
familias. El dinero necesita circular, para evitar robos, saqueos, y un sinfín
de actos provocados por la desesperación de muchos en circunstancias de
carencia extrema. Necesitamos entender que hay múltiples realidades, muchas que
no alcanzamos a distinguir, pero que están ahí, que son vividas por desgracia
por el grosor de la población, en el cual también tenemos que pensar, ayudar y
entender.
El regreso a la escuela lo calculan
para el 10 de agosto de forma escalonada en los diferentes niveles. Y esto será
una gran movilización y desafío. Yo sé que igual que la economía, la escuela
debe seguir, más no estoy segura si la forma presencial de tajo, sea lo más
prudente. Necesitamos ver que hacen los países que nos llevan la delantera en
esta contingencia sanitaria mundial, para ver sus reacciones y sus modus
operandi, pues así como aprendimos a instaurar una cuarentena como ejemplo
reproducido, también necesitamos una guía en la activación de la nueva
realidad, sobre todo en el tema de nuestros jóvenes y niños, que son nuestra
energía, los que nos mueven y por desgracia también, al dejarlos de nuevo en la
escuela, los que van a mover y hacer circular al micro organismo.
Prudencia, calma y buena actitud
ante todo lo que se viene. Seguiremos escuchando de gente que se nos va y
seguiremos en un duelo constante. Seguiremos sin entender y en el estrés.
Añorando lo que tuvimos y no supimos valorar. Pero es un hecho que ahora, nos
toca tomar lo que tenemos, agarrarlo fuerte y cuidarlo. Cuidémonos y cuidemos a
los que queremos. Respiremos y activemos nuestro intelecto en una dirección
positiva y encausada en el bien común. Y ojo, por favor, no quiera aventar la
responsabilidad de todo lo que suceda al gobierno, la responsabilidad es de
nosotros y de la forma en que actuemos y encaremos la situación.
Ya todos estamos en este barco,
rememos en un solo sentido y con la prudencia correcta. Lávese las manos.
Lávese las manos. Lávese las manos.
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