lunes, 20 de enero de 2020

DEBEMOS LUCHAR TODOS JUNTOS CONTRA LA CORRUPCION




                                                                                   Por : Oscar Velit Bailetti
¿Por qué nos preocupa la corrupción oficial y qué se debe hacerse al respecto?
¿ Que dicen nuestros candidatos al Congreso……
En las iniciativas para erradicar la corrupción no se ha de ver una especie de campaña moral de interés, sólo para reformadores idealistas e ingenuos. Más bien se deben considerar en términos prácticos, a saber, como iniciativas que surten efectos tangibles en la economía y en la calidad de vida de nuestra provincia.
Más aún: es ventajoso considerar la corrupción con base en un riguroso criterio de costos y beneficios. El desencanto que provocan los funcionarios públicos elegidos popularmente que llegan a sus cargos con medios fraudulentos y claramente corruptos. La creación de dos sistemas de justicia: uno para los que pagan y otro para los que no. La observancia de la ley se viene abajo cuando los litigantes presumen que se paga a la policía, a fiscales o a jueces para «proteger» actividades ilegales. La evasión fiscal deteriora la equidad del sistema impositivo y reduce la recaudación. El desperdicio y la corrupción en el gobierno aumenta la factura a pagar por cada contribuyente y lo hace más reacio a aportar para costear el gasto público necesario. Los delitos corporativos cometidos mediante irregularidades contables y el uso indebido de información privilegiada, por ejemplo, pueden provocar pérdidas multimillonarias a los accionistas y reducir los fondos para el retiro de los empleados. Además, todas estas actividades pueden erosionar el imperio de la ley y los derechos civiles de todos los ciudadanos. Los beneficios de un esfuerzo eficaz para combatir la corrupción son –en realidad la otra cara de la moneda: Hay mayor confianza en los funcionarios públicos. Se intensifica la percepción de que la ley es verdaderamente equitativa. El gobierno es más eficiente y eficaz. Las fuerzas del mercado son más eficientes y eficaces, y son mayores las posibilidades de que crezca la economía y aumente la generación de empleos. El contribuyente paga costos más bajos.
EL PEOR DE LOS MALES Y EL MAYOR DE LOS RETOS
La corrupción global figura actualmente y casi diario en la primera plana de los periódicos y entre las noticias más importantes.
En torno a ello, expongo brevemente una lista básica de las condiciones mínimas a satisfacer para ejecutar un programa eficaz contra la corrupción - 1. Deberá ser un hecho que existan estipulaciones y estatutos constitucionales que propicien un gobierno transparente, al que se le pueda exigir que rinda cuentas. La legislación penal deberá ser precisa y directa; definir claramente qué cosa son delitos, como el soborno y la extorsión; y deberá estar sujeta a revisiones periódicas, a fin de anticiparse a los delincuentes, cuyo ingenio diseña nuevas y artificiosas formas de obtener lucro ilícito.
Las reglas de los procedimientos legales deberán suministrar a los agentes encargados del cumplimiento de la ley, las herramientas que necesitan para llevar a cabo sus responsabilidades, como órdenes de cateo para registrar eficazmente personas e instalaciones en busca de pruebas. Además, los cuerpos legislativos deberán conceder a investigadores y procuradores el estatus de inmunidad para sus testigos, a fin de que puedan testificar contra «influyentes» en casos de conspiración; la facultad, aprobada por tribunales, de intervenir líneas telefónicas; y la capacidad de confiscar bienes y combatir el lavado de dinero, a fin de identificar y recuperar ganancias mal habidas e interrumpir el financiamiento de empresas corruptas. Asimismo, se deberá garantizar la necesaria protección a testigos y «delatores», y los tribunales deberán estar facultados para poder derrotar cualquier intento de obstruir la impartición de la justicia. 2. El personal dedicado a hacer cumplir la ley (policías y pro-curadores) deberá ser completamente profesional, adecuadamente entrenado y remunerado, y estar a salvo de la influencia política. En casos de corrupción, reunir pruebas a menudo implica la muy laboriosa tarea de seguir una complicada «pista de papel», que puede ser muy elaborada y podría exigir conocimientos contables criminológicos. Sólo muy rara vez se reúnen pruebas de actividades corruptas «derribando una puerta y confiscando evidencia».
Oficinas como las de los inspectores generales en dependencias gubernamentales, con frecuencia pueden suministrar una primera línea de defensa contra actividades corruptas. Comisiones especiales de investigación, como las muy respetadas Comisiones independientes contra la corrupción y los grupos municipales anti-corrupción,. La complejidad de las actividades encaminadas a hacer cumplir la ley deberá empeñarse continuamente en estar a la par de la complejidad de las empresas delictivas que combaten.
3. Algo decisivo: un poder judicial verdaderamente independiente, integrado por jueces facultados para abordar y decidir los casos que persigan con base en las pruebas obtenidas por el personal encargado de hacer cumplir la ley. Hasta las investigaciones más eficaces serán en balde si no hay jueces imparciales e incorruptibles que conozcan las acusaciones penales correspondientes. Los jueces deberán ser apolíticos, seleccionados sólo por sus méritos y gozar de protección en virtud de su buen comportamiento en el cargo.
Asimismo, deberán existir procedimientos adecuados para re- mover jueces de conducta dudosa, para mantener algo el nivel de confianza. Y, pese a que deberán estar conscientes de las limitaciones del proceso judicial, deberán ser igualmente inexorables a la hora de identificar y castigar en forma adecuada a quienes incurran en cualquier tipo de actividad ilícita.
4. Apoyo público a todas las actividades anti-corrupción., podría exigir la transformación de toda su cultura política. Podría ayudar una prensa libre y resuelta, capaz de llevar a cabo sus propias investigaciones de actividades sospechosas, también pueden contribuir las organizaciones no gubernamentales actuando como «guardianes» al pendiente de las fechorías del gobierno. Una vigorosa actividad política puede coadyuvar a garantizar que los pesos y contrapesos esenciales a una leal oposición legislativa, y el toma y daca de procesos electorales duramente peleados, sirvan para denunciar y erradicar actividades corruptas.
5. Por último, y de mayor importancia, la necesidad de que los líderes políticos manifiesten un compromiso sólido, continuo y evidente hacia la integridad de todas las operaciones gubernamentales. Si falta voluntad política para combatir la corrupción, habrá que poner en práctica estas recomendaciones. Los líderes que gobiernen honrada y eficazmente deberán ser un modelo a seguir para sus colegas en el servicio público y para la sociedad en su conjunto. Sin tal liderazgo, fracasará cualquier iniciativa contra la corrupción, sin importar lo bien que haya sido diseñada.
Pero también hay errores que deberán evitarse. A menudo se tiene la falsa noción de que la simple extensión de la labor realizada por unidades ya existentes de auditoría y recursos humanos hace innecesario que se recluten investigadores y procuradores con aptitudes especializadas. Entonces, las unidades que combaten la corrupción frecuentemente son consideradas «tiradedos» donde van a dar oficiales y empleados disfuncionales, en lugar de resaltar claramente el profesionalismo y la integridad de sus miembros.
Y por último, si bien tales unidades deberán «seguir la pista hasta donde lleve», siempre se deberá cuidar que las investigaciones no vayan más allá de lo debido, con base en puras especulaciones, meras hipótesis, e incluso a veces por animadversión o prejuicios personales o políticos.

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