“Benditas Manos de madre”
A la
memoria de mi querida Madre ¡Rosalía!
Autor:
HUGO MEDRANO MEDINA
No existen manos más puras, ni más suaves, ni
más bellas y piadosas, que las manos de mi madre.
Su blancura, bendito mármol
donde expiran las más grandes aflicciones,
son gaviotas que cobijan
en sus níveas incursiones,
por los aires de la fe,
dejando estela en el alma
y sublimes esperanzas.
Ya te fuiste, madre mía
Dios quiso sentarte a su lado.
Tu materia se perdió, pero tu espíritu vive.
¿Y tus manos, madre, las que tanto acaricié?
Ellas quedaron conmigo, porque siento su
tibieza que hacen plácidos mis sueños.
Porque en mis horas de angustia, ellas me dan
el consuelo, como bálsamo divino, como en mis años de niño.
Porque cuando golpea la vida y me hace caer
sorpresivo, ellas están al instante, socorriéndome muy prestas.
Porque en mis horas de triunfo, siento en mí
su terciopelo, testimonio de su afecto, de su amor, de su alegría.
¡Manos santas, manos dulces! siento conmigo
su eterna presencia.
Sí se cumplió tu destino,
sí llegó lo inexorable
yo tengo el consuelo, madre,
que permaneces conmigo,
porque conmigo dejaste
tus manos……¡BENDITAS MANOS DE MADRE!
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