Por: Ferrer Maizondo - huachosperu@gmail.com
En lo alto del
Parque Nacional Cerros de Amotape, en la frontera con Ecuador, se encuentra el
caserío Capitán Hoyle. En la zona hay pequeños y dispersos pueblos antiguos con
nombres nuevos, varios de ellos de militares que ofrendaron su vida en la
Guerra del 41: Capitán Hoyle, Teniente Astete, Cabo Inga.
Capitán Hoyle se llamó inicialmente Cusco; luego, en
la época de disputa territorial con Ecuador y reconocimiento de fronteras, era
conocido como Cazaderos para diferenciarse del pueblo del mismo nombre que está
al otro lado de la quebrada y que hasta hoy se llama Cazaderos.
Para llegar a Capitán Hoyle, partiendo de Tumbes, se
ingresa por el distrito de Corrales. Gran parte del trecho es sobre una delgada
cinta asfáltica, ascendiendo luego por una trocha arcillosa y llena de polvo.
En el serpenteante camino el viajero se cruza con zorros grisáceos de orejas
largas y hocico corto, rostro gris y cola larga. Venados marrones rojizos
oscuros. Cerca de las quebradas y manantiales encontramos iguanas escamosas. Al
borde de la carretera se nota suelos descubiertos y degradados por el sobrepastoreo
del ganado caprino. Gavilanes en vuelo y gallinazos descansando en árboles
secos completan la fauna.
Los pobladores viven, en su mayoría, en pobreza
extrema. La frontera del país está olvidada. Lo nuevo, moderno y bien pintado,
en muchos casos, son los hitos y luminosos letreros ubicados en el territorio
del país vecino.
En Capitán Hoyle y demás centros poblados se canta y
se baila con sanjuanitos y pasillos. Las emisoras repiten mañana, tarde y noche
el conocido Sanjuanito “Alitas quebradas”: “(…) y aunque te acuerdes de mí /
aunque llores por mí /alitas quebradas / ya no podrás volver (…)”. Entre copa y
copa, con un nudo en la garganta, se entonael pasillo “Las Tres Marías”: “(…)
Llorar de amor, cobardía es / quererte más, locura es / nunca el amor, paga
como es (…)”.
Estamos en el extremo norte del país; pero, al centro
de las palpitaciones históricas y cívicas. Camaretazos, bombardas y banderas
bicolores agitadas al viento anuncian que estudiantes y maestros están de
vuelta a la escuela. Los estudiantes, que en su mayoría se apellidan Astudillo,
llegan puntuales y bien aseados, sus ojos brillan, resplandecen de alegría. Es
el inicio del año escolar.
A un costado de humildes y sencillas casas de caña y
barro, techo de teja o calamina, se ha construido un nuevo local para la
Institución Educativa María Parado de Bellido del caserío Capitán Hoyle.
Estamos participando de su inauguración. A kilómetros a la redonda del territorio
peruano es lo único y moderno que se pueda encontrar. “Dejaremos el viejo colegio
de quincha”, comenta un poblador.
El espacio escolar cuenta con aulas de colores
cálidos, iluminación natural adecuada, temperatura fresca, revestidas para
disminuir el eco y mobiliario nuevo acorde a la edad de los niños. El mobiliario
y la pizarra son de primera. El laboratorio debidamente equipado permitirá aprender
mediante la experiencia; ensayo y error; trabajo en equipo, solución de problemas,
manejo de instrumentos y materiales; atención, orden y limpieza. Un aula
multiuso implementada con recursos educativos donde la tecnología es el eje
para el desarrollo del proceso de aprendizaje. El campo deportivo, el patio
principal y los patios de recreo para los tres niveles educativos, están
diseñados como áreas que permitirán la interacción social, el esparcimiento, el
descanso, el juego y diversas actividades.
Como parte de la infraestructura educativa se ha
construido también vivienda para los docentes. Al fin, el docente de zo-na
rural cuenta con una vivienda con sala, cocina y cuatro dormitorios, amobladas
y servicios básicos. No es suficiente. “Confianza en el anteojo, no en el ojo”.
Los maestros están incomunicados. No hay acceso a telefonía ni internet. Las
radios captan preferentemente emisoras ecuatorianas. Viven y tra-bajan
desvinculados de la vida nacional y regional. Los do-centes, que en su mayoría
son mujeres, varias de ellas mamás, han dejado a sus menores hijos en la
capital de la provincia, encargados a la abuelita, la her-mana o una amistad;
y, solo po-drán visitarlos una vez al mes en camionetas rurales porque no hay
otra movilidad que los traslade, salvo motos lineales, y si los hubiera, los
costos son elevados.
La ceremonia del inicio del buen año escolar se inicia
con el izamiento de la bandera roja y blanca en el mástil principal; al
costado, la bandera de Tumbes con sus tres colores; amarillo que representa al
sol radiante; el azul, al cielo y la riqueza marina; y, el verde, al valle y
los bosques. A la hora de entonar el himno nacional son los niños quienes mejor
expresan su fervor patriótico. La emoción se desborda y se eleva la tonalidad mayor
cuando los he-rederos del gran Chilimasa cantan el himno a Tumbes.
En el desarrollo del protocolo se evidencia una
competencia por ganar ubicación y tener la mejor portada. Hay un forcejeo de
miradas, gestos, apuros, y uno que otro empujón, entre los responsables de
imagen institucional del Ministerio de Trabajo, QaliWarma y el Gobierno
Regional. Es un conflicto de posiciones y una guerrilla de mensajes por captar
la mejor imagen.
Quien camina de uno a otro lado, nervioso y bien
enternado, es el director de la institución educativa. Todo un personaje.
Conocido como Piri, su nombre de pila es Pablo Hernán. En su juventud fue un
destacado futbolista en canchas desnivelas de tierra y arcos de palo; algunas
veces, en campos de grass. El popular
Piri es una figura de mil aventuras como aquella vez que viajó con su equipo a
Talará en una final de Copa Perú; casi al final del tiempo, el partido iba en
empate, situación que no convenía al equipo tumbesino; Piri, pidió permiso al
árbitro, salió de la cancha por unos minutos, se fue a un costado, encendió un
cigarrillo, fumó apurado, retorno al campo y metió tres goles seguidos; uno de
taquito, otro de chalaca y el tercero, un potente cabezazo . Goleada histórica.
Pasado el mediodía, la comitiva de la DRE, UGEL y el
MINEDU retornamos a Tumbes. En el bosque de los Cerros Amotape abundan arbustos
y árboles de porte pequeño. Resaltan árboles robustos, altos y verdes; ceibos
gigantes de enormes raíces; guayacanes rectos y compactos; y, algarrobos de
follaje perenne y resistentes a la sequía. Los compañeros de viaje comentan que
entre el follaje hay una variedad de orquídeas blancas, amarillas y veteadas.
En el descenso cruzamos quebradas y riachuelos que pasan
culebreando. Enderezando curvas, al legar al litoral, en la Panamericana, la
Directora Regional de Educación, Martina Calderón, hace un recuento de todas
las actividades. Mientras saboreamos majarisco, majao con carne seca de sajino
y un ceviche de conchas negras, comenta los quehaceres, ajetreos y preocupaciones de los directores de las
UGEL Zarumilla, Tumbes y Contralmirante Villar, conocidos por la prensa local
como UGEL fronteriza, milagrosa y playera, respectivamente. Alcides Torres,
representante del Minedu, realiza algunos comentarios.
En el largo, opresivo y caliente verano, la vida y
pasión de Pedro Rugel, Diego Romero y Martín Cornejo se hace interesante;
historias cinematográficas de intriga y acción donde fluye el mundo real,
sueños y el mundo interior.
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